El dólar oficial se viene depreciando algo más aceleradamente desde mediados de 2013 y con mayor énfasis a partir del cambio de gabinete, una política orientada a ir recuperando competitividad dentro del sistema de flotación administrada, y vinculada también con la depreciación de las monedas de los países con los que comerciamos, como el real. Se trata de buscar una evolución armónica entre los condicionantes externos y los impulsos domésticos.
Con esta política, el dólar oficial cerró 2013 con un aumento inter anual del 32%, que supera incluso las más exageradas mediciones de inflación para ese año, e indica que se va mejorando paulatinamente la competitividad. Desde las cámaras industriales se ha expresado en estos días que el valor que efectivamente toman de referencia para elaborar sus presupuestos es el del dólar oficial, dado que sus exportaciones e importaciones de insumos se rigen por este. De allí que nuevamente aparece la necesidad de mantener un delicado equilibrio entre esta política y el resto de las variables, que debe ser manejado con sintonía fina.
En este aspecto, no puede dejar de mencionarse que los ingresos de divisas por exportaciones son menores a otros años; incluso si se tiene en cuenta la promesa de los productores agrupados en las cámaras de la industria aceitera y de cereales (Ciara-Cec) de ingresar 1820 millones de dólares entre el inicio de diciembre de 2013 y el 15 de enero de este año, el mismo resulta inferior al ingresado en otras oportunidades, como los U$S 2254 millones liquidados entre diciembre de 2011 y mediados de enero de 2012, provenientes de una cosecha similar.
En términos anuales, en todo el año 2013 se liquidaron U$S 23.208 millones, un volumen similar al de la campaña anterior, cuando se produjo un 13% menos. Estos datos indican un importante aumento en las existencias, que aún no han sido exportadas y plantean hasta qué nivel pueden seguir aumentando, dado que para este año se estima una muy buena campaña que podría alcanzar un nuevo récord, si el clima acompaña.
Respecto del aumento del valor del dólar ilegal, se trata de un mercado muy especulativo y pequeño con relación al mercado oficial, y por lo tanto sus cotizaciones no deberían marcar tendencia, aunque son tomados por algunos medios de información y los analistas ortodoxos como un valor definitorio. La tesis de aquellos que sostenían que la brecha entre el dólar ilegal y el oficial se producía por la falta de depreciación oficial, ha quedado invalidada en estos últimos meses. Esos analistas han cambiado la estrategia, y ahora sostienen que el nivel del dólar ilegal estaría determinado por la relación entre Base monetaria y Reservas Internacionales, la relación de la convertibilidad, un análisis errado que no incluye un dato fundamental, como es el bajo nivel de endeudamiento en dólares del Estado nacional. Son estrategias para desconocer que el dólar ilegal está influenciado por comportamientos altamente especulativos.
Sobre este tema, el jefe de Gabinete expresó el último viernes, que las Reservas Internacionales alcanzarían los U$S 73 mil millones si no se hubiera cancelado, con ellas, la deuda tomada por otros gobiernos. Ratificó que de esa manera «se evitó un endeudamiento adicional y se evitaron tasas usurarias» y, además, con el pago se generó una política con autonomía, que privilegia el empleo y las inversiones.
TRIGO, CUPOS Y RETENCIONES. El gobierno nacional anunció esta semana la decisión de autorizar la exportación de un remanente de 1,5 millones de toneladas de trigo de la campaña 2013/2014. La medida es gradual y se irá liberando a medida que vaya evolucionando el movimiento comercial; ya están autorizadas 500 mil toneladas. El ministro de economía comentó que «si fuera mejor la cosecha, todo el excedente por encima de lo que requiere el mercado interno irá a la exportación, una vez que tengamos certeza plena de que no haya ninguna especulación que pueda afectar a la mesa de los argentinos». También se decidió continuar estos temas mensualmente a través del diálogo abierto entre los productores y los ministerios de Economía y de Agricultura.
Los adalides del libremercado siempre han criticado los cupos de trigo, haciéndolos responsables del menor precio recibido por los productores trigueros; sin embargo, esos menores precios no se deben a los cupos exportables, sino a las conductas de un mercado comprador de trigo muy concentrado, compuesto por la molinería y las multinacionales exportadoras, que imponen sus precios. En este aspecto, sería interesante considerar la implementación de precios mínimos para el productor, a partir de un mayor control en la demanda concentrada de los molineros y exportadores.
Estas decisiones se dieron en el marco de declaraciones de productores y algunos dirigentes políticos sobre las retenciones. Cuando el dólar oficial evidenciaba una situación de relativo atraso, solicitaban por esa razón la eliminación de las retenciones. Hoy que están obteniendo más pesos por la depreciación del tipo de cambio, también siguen reclamando cero retenciones.
Debe quedar claro que de producirse tal decisión, automáticamente subirían los precios de varios insumos, impactando fuertemente en los costos de producción, como en el caso de la producción de carne proveniente de feedlot, la de pollo y la de cerdo, ya que se incrementaría el precio interno del alimento balanceado. Es el caso también de los productos panificados, entre otros tantos. Este incremento en los costos por la baja de las retenciones impactaría negativamente sobre el consumidor final.
El ministro de Agricultura comentó que «la mejor manera de disminuir el impacto de las retenciones es agregando valor a la producción o diferenciando los productos». Esto se puede lograr teniendo en cuenta que los productos con mayor valor agregado poseen un menor porcentaje de retenciones; por ejemplo, mientras el trigo tiene un 23%, los productos de harina un 13% y los panificados un 5 por ciento.
El mayor valor agregado incorporado permitiría además de pagar menos retenciones, que entren más divisas al país y que se generen nuevos puestos de trabajo genuinos, fomentando de esa forma un crecimiento adicional de la producción global. Un ejemplo del efecto de las menores retenciones para los productos con valor agregado puede observarse en el gran crecimiento que ha tenido el complejo aceitero de Rosario, que procesa una gran porción de las habas de soja producidas.
En todos los temas tratados se evidencia una lógica tensión. Por un lado, aquellos que proponen la total desregulación de los mercados y actúan en consecuencia para lograr la mayor liberalidad posible, ya sea reteniendo productos o convalidando niveles altamente especulativos del dólar ilegal.
Por otro lado, el gobierno nacional, que desde su origen decidió administrar la economía y contener las pujas por la ganancia, continúa utilizando instrumentos como los acuerdos de precios, hasta los cupos para la exportación de trigo, con una interesante visión de operar a lo largo de las distintas cadenas de producción y comercialización. Esta última es una decisión compleja, que requiere un gran esfuerzo para analizar y regular los desvíos en estas cadenas, pero que se evidencia como una importante herramienta capaz de seguir manteniendo los niveles de actividad y profundizar las políticas de distribución del ingreso.
Queda claro que todas las recetas de liberalización y desregulación llevarían a un parate económico de gran magnitud, con los costos sociales que este traería aparejados.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 19 de enero de 2014.