Los cambios ministeriales profundizan el modelo

La presidenta Cristina Fernández retomó sus tareas con una gran vitalidad, que se evidencia en los cambios en el elenco ministerial. Apenas conocidos los nombres de los nuevos funcionarios, comenzaron a realizarse febriles especulaciones sobre las diversas políticas económicas que se implementarían.
Creo que con el recambio ha quedado más claro aún, como lo expresé en múltiples oportunidades, que en este modelo político, económico, social y cultural, no hay que estar pendientes de los nombres de los ministros, o a la espera de un plan que cambie significativamente los parámetros que se han venido construyendo durante la última década.
Y las primeras declaraciones, tanto de la presidenta de la Nación como de los ministros, lo confirman.
Luego de la toma de juramento a los nuevos ministros, que coincidió con el Día de la Soberanía Nacional, Cristina Fernández comentó: «Hay que seguir profundizando el modelo, para que cada vez haya más argentinos incluidos y para que nunca más nadie pueda volver a arrebatarnos lo que nos corresponde por derecho a todos los argentinos.» Si quedaban dudas, la presidenta desalentó cualquier especulación de cambios en el camino emprendido. Este concepto fue ratificado por los nuevos ministros, que hablaron de dar previsibilidad y certidumbre, y descartaron modificaciones bruscas.
La continuidad no indica que no haya tareas importantes por encarar, y estas han sido reconocidas. Con respecto a la situación del sector externo, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, expresó: «Vamos a proteger, a cuidar nuestras reservas. No vamos a destinarlas a asignaciones de carácter suntuario», buscando además incrementar las fuentes de ingreso de divisas, tesis que también confirmó el ministro de Economía, Axel Kicillof, a lo que agregó: «Tenemos reservas que han sufrido alguna baja pero están en niveles consistentes, muy fuertes; el tipo de cambio forma parte de un programa más integral y tenemos que generar más oferta de dólares» (Télam, 21/11/13). Ambos funcionarios comentaron explícitamente que se mantendrá la flotación administrada del tipo de cambio.
Dentro de esta defensa de las reservas, el pasado viernes el jefe de Gabinete envió al Parlamento un proyecto para gravar bienes suntuarios como autos de alta gama, embarcaciones y aeronaves.
La presidenta Cristina Fernández estableció grandes líneas de acción y reclamó un «compromiso democrático» a todos los partidos para «defender el trabajo, la industria nacional, la educación, la ciencia y la tecnología, la inversión en infraestructura» (www.presidencia.gob.ar). No es algo nuevo, ya está en marcha un diálogo entre los empresarios, los gremialistas y el gobierno para resolver temas de competitividad y empleo. Este diálogo también será parte de la estrategia para encarar la inflación, dado que Capitanich sostuvo que impulsará «acuerdos de precios» para protección de los salarios y los consumidores.
En coincidencia con Kicillof, el jefe de Gabinete comentó: «Vamos a estimular el sistema de negociación con todos los actores de la cadena de valor y vamos a hacer una evaluación muy detallada de la cadena de valor, para que ningún vivo se apropie del excedente ajeno, buscamos precios razonables y justos para el consumidor», (Ambitoweb, 21/11/13).
Congruente con la gestión de los precios de la economía, aparece el tema de las tarifas de los servicios públicos. Sobre esta cuestión, Capitanich expresó que se trabajará en el marco de una «política económica de amplia equidad social», basada entre otros puntos en tarifas de servicios públicos subsidiadas para que la «variación de precios» no afecte a los que «menos tienen». En el mismo sentido, Kicillof expresó, a modo de ejemplo de las políticas a mejorar, que «en algunas regiones del país, donde no hay gas de red y el precio de las garrafas es más alto que el pagado por quienes reciben el servicio por red», se genera una situación inequitativa por la cual «las regiones menos favorecidas pagan tarifas más altas». También se requiere llegar a aquellos que viven en las grandes ciudades pero que no tienen otra opción que utilizar garrafas.
En definitiva, las distintas expresiones conocidas hasta el momento indican que el plan de gobierno apunta a aplicar más profundamente la «sintonía fina» que ha propuesto Cristina, reviendo procesos, decisiones y mejorando los diagnósticos, para continuar mejorando el modelo. Sobre este tema, Capitanich expresó: «La profundización del modelo para nosotros no es ni más ni menos que generar las condiciones para garantizar el crecimiento de la economía, oportunidades de empleo y la preservación del poder adquisitivo del salario y, en consecuencia, el mejoramiento del mismo», una definición importante, que seguramente estará acompañada de una mayor precisión de los instrumentos y políticas que se utilizarán para ir avanzando en dicho rumbo.
Con respecto a la inflación, además del análisis y la estructura de los costos de las empresas formadoras de precios y de las cadenas de producción y comercialización, debe ponerse también el foco en otra variable esencial, que son las ganancias extraordinarias que obtienen muchas grandes empresas, y que es la que determina, en muchos casos, que los productos y servicios lleguen con elevados precios al consumidor.
Es también una oportunidad ideal para terminar con ese engendro de la «inflación del Congreso», para lo cual hay que dotar de confiabilidad a los índices, y el nuevo IPC nacional debería convertirse en un instrumento esencial en ese aspecto.
Además, es necesaria una reforma tributaria integral, que fomente la producción y mejore la distribución del ingreso, una herramienta valiosa también para enfocar el tema de precios, y que permita ir hacia un sistema que se sustente más en los impuestos progresivos, como ganancias y bienes personales, y menos en los impuestos sobre los productos, como el IVA, que impactan con mayor intensidad a las clases de menores ingresos.
El llamado al diálogo y a la responsabilidad de los dirigentes que realizó la presidenta sería un marco auspicioso para encarar una reforma fiscal profunda.
Con nuevo ministro de Agricultura, la importancia asignada al incremento de las reservas internacionales y el enfoque dado a las medidas para encarar la inflación, parece el momento propicio para ir pensando en la creación de entes o instancias que regulen la comercialización y coloquen precios de referencia, tanto en la etapa de producción, como monitoreando el precio que llega a los consumidores.
La necesidad de reducir el déficit energético es un verdadero desafío, imposible de encarar si no se hubiera reestatizado YPF, y a ello se ha referido Cristina Fernández al considerar necesario aprender del ejemplo de YPF, resaltando el buen desempeño de la empresa y la alta ganancia que está dando, en gran medida por reinvertir la totalidad de las utilidades. También expresó que para recuperar la soberanía energética «nos vamos a asociar en las condiciones más favorables para nuestro país con quien debamos asociarnos». Una definición importante, y que llama a reflexionar sobre la necesidad de una nueva ley de inversiones extranjeras, dado que actualmente está rigiendo la Ley N° 21.382, una norma de la dictadura reordenada por Domingo Cavallo en 1993.
Con las nuevas designaciones y propuestas se abre un panorama interesante para, a partir de la impronta de un Estado activo que regule la economía y otorgue los incentivos necesarios, seguir profundizando el crecimiento con equidad distributiva que ha caracterizado a la gestión kirchnerista.

Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 24 de noviembre de 2013.

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