Responsabilidad social en teoría y práctica

El gobierno estadounidense logró superar el «cierre» que comenzó a inicios del mes, y evitar el techo de deuda para seguir funcionando. No obstante, es difícil hablar de ganadores y perdedores, puesto que el tema de fondo no quedó resuelto. Justo sobre la hora y ya cuando la tensión estaba peligrosamente en el punto de no retorno, los ultraconservadores del Tea Party aceptaron una prórroga del Presupuesto por un par de meses –hasta el 15 de enero– y autorizaron al gobierno a endeudarse normalmente hasta el 17 de febrero. Como se comenta en el país del norte, sólo se pateó el tema para adelante. Todo hace prever que, al llegar los nuevos vencimientos, se renueven las posiciones irreductibles y, casi con seguridad, el gobierno estadounidense y el mundo estarán pendientes nuevamente de lo que suceda en el Parlamento norteamericano. Luego de destrabar las negociaciones, el líder republicano John Boehner expresó que»la batalla continuará contra la catástrofe» de extender la cobertura de salud a decenas de millones de estadounidenses (Ámbito Financiero, 17/10/13), lo que indica que su espíritu beligerante continúa intacto y evidencia su clara posición ideológica, al considerar una catástrofe la concesión de beneficios esenciales a la gran mayoría de los ciudadanos.

Esa situación resulta interesante para analizar hasta dónde una oposición parlamentaria irresponsable, que no está de acuerdo con los programas del presidente de la nación, puede poner en peligro la situación de un país, sin necesidad alguna, gracias al control de una cámara legislativa.
IDEAS VALIOSAS. La realización del 1º Congreso Internacional de Responsabilidad Social en Ciudad Evita, La Matanza, brindó una interesante oportunidad para la reflexión a partir de los múltiples expositores y talleres que se desarrollaron.
Bernardo Kliksberg, director académico del congreso, brindó un preocupante panorama económico y social del mundo, al comentar que «según los últimos datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hay 842 millones de personas en el mundo con desnutrición crónica, en un planeta que puede producir alimentos para doce mil millones de personas. Diez mil niños mueren por día por desnutrición… y, sin embargo, cada segundo se gastan por lo menos dos millones de dólares en armas.» El economista argentino completó estas cifras sobre el hambre con una profunda reflexión: «Estas noticias no salen en los diarios. Es el capitalismo salvaje, el afán de lucro, el haber convertido el dinero en el centro de todo, esas son las cosas con las que tenemos que lidiar» (Tiempo Argentino, 15/10/13).
Cabe destacar las ideas vertidas por el premio Nobel de Economía Amartya Sen, quien disertó sobre Derechos Humanos y responsabilidad social. Sobre la actual situación europea, el nobel comentó que «la política que se está aplicando es primitiva, tan primitiva que no comprende que la austeridad corta las posibilidades de crecimiento. Puede resultar interesante comparar esta situación con la salida de la Segunda Guerra Mundial, cuando en términos relativos al PBI, los países europeos estaban más endeudados que ahora. Sin embargo, diez años seguidos de crecimiento fue lo que les permitió salir del pozo. El peor momento para pagar la deuda es cuando la economía se achica» (Página/12, 15/10/13), para luego indicar que «los muertos no pagan las deudas», una fuerte e indiscutible metáfora que también fue utilizada por Néstor Kirchner cuando negociaba el canje de deuda de 2005.
De gran relevancia fueron también las expresiones del ex presidente de Brasil, Lula da Silva, ideas que definen claramente, por parte de uno de sus principales hacedores, el proceso de integración regional que se viene desarrollando en la última década. Una cuestión para enfatizar es que el ex mandatario reconoce, como fundadores del nuevo mapa de relaciones regionales, a Néstor Kirchner y a Hugo Chávez, así como la importancia que tiene para este proceso la presidenta Fernández de Kirchner.
En este sentido, se refirió a la histórica reunión de Mar del Plata, en la cual se frenó definitivamente el ALCA, propuesta que para Lula no era un verdadero proyecto de integración, sino de «anexión económica». Esta reflexión de Lula es útil para comprender los alcances de la actual Alianza del Pacífico, integrada por Chile, Colombia, Perú y México.
Lula consideró como esencial la integración que se ha producido en torno a organismos como el Mercosur, la Unasur y la Celac, pero dejó en claro que «nuestra integración puede –y debe– ser más profunda y abarcativa», para luego considerar que «tenemos que ir más allá de los gobiernos. Comprometer a la sociedad civil, a los sindicatos, a los empresarios, a la universidad, a la juventud. Se trata de construir una voluntad popular de integración.» Es un concepto tremendamente importante para detenerse y analizarlo, dado que significaría no sólo un paso mucho más allá de lo que se ha llegado, sino también un avance mucho más firme. En la medida en que se construya esa voluntad popular, los distintos gobiernos democráticos que asuman la deberán respetar, y de esa forma se podrá seguir abonando esta integración que, como comentó Lula, permitirá ganar colectivamente en la economía, en la política, en materia de igualdad social y en lo cultural.
Siguiendo con lo social, no hay que dejar de lado el decisivo rol de las políticas públicas en nuestro país, que han contribuido a mejorar sensiblemente el nivel de vida de la población durante esta década. En este caso, el BID ha sido el vehículo encargado de mostrar cifras contundentes en un reciente informe donde analiza la situación previsional de la región y, entre otras cosas, destaca el caso argentino, señalando que junto con otros pocos países, ha «experimentado grandes avances en la cobertura previsional (…), especialmente en colectivos a los que es difícil afiliar al sistema contributivo, como las mujeres, los trabajadores no asalariados y los trabajadores de zonas rurales».
Según el BID, Argentina es el país de la región donde los beneficiarios cobran los montos previsionales más elevados en términos de poder adquisitivo, un dato que merece ser subrayado, habida cuenta de las críticas de ciertos sectores que anhelan volver al sistema privado de jubilaciones instaurado en los noventa. En Chile, que posee un sistema privatizado desde1981, durante la dictadura de Pinochet, apenas se alcanza a cubrir una jubilación promedio del 30% de los ingresos de la edad activa, cuando en los inicios se prometía un 70 por ciento.
Ciertamente, lo que ocurre en Argentina es una consecuencia directa de las políticas de inclusión previsional adoptadas por el gobierno, que permitieron que la tasa de cobertura llegue a rondar el 90%, abarcando a fines de 2012 a 5,6 millones de personas, muy por encima de los 3,1 millones del año 2005, así como también impacta la Ley de Movilidad Jubilatoria, que se ha traducido en aumentos significativos de los haberes, superiores a los de cualquier indicador de precios que se utilice.
A su vez, según los datos del BID, en 2009 nuestro país ocupaba el primer lugar de la región en materia de montos destinados al gasto social (seguridad social, salud y educación) como proporción del PBI (27,8%), seguido por Brasil (27,1%), Uruguay (23,3%), Costa Rica (22,4%) y, algo más atrás, países como Bolivia (18,4%) y Chile (16,7 por ciento).
Son números categóricos que refuerzan la perspectiva adoptada, que privilegia la mejora progresiva de los ingresos y del nivel de vida de la población, objetivos que requieren de una constante preocupación para seguir optimizándolos, a través de más y mejores políticas activas como las que se han venido aplicando.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 20 de octubre de 2013.
Scroll al inicio