Por Miguel Jorquera
El cooperativista Carlos Heller quiere renovar este año su banca de diputado nacional por Nuevo Encuentro –la agrupación ahora integrada al kirchnerismo–, pero se entusiasma con la idea de volver a disputarle al PRO la Ciudad de Buenos Aires en 2015. Cuestiona duramente la gestión de Mauricio Macri y traza un paralelo entre el proyecto político del jefe de Gobierno porteño y el menemismo, “donde se formó políticamente” el empresario. Insiste en que si Cristina Kirchner no puede ir por un tercer mandato presidencial, “como líder” del proyecto debería ser la “gran electora” de su sucesor, “como hizo Lula en Brasil”. No cree que Daniel Scioli pueda encarnar esa sucesión y afirma que “el desafío” y “lo más importante es construir la fuerza política que garantice la continuidad y profundidad del modelo”.
–Desde el oficialismo hubo expresiones a favor de una reforma constitucional que habilite un tercer mandato presidencial. ¿Lo aprueba?
–Este modelo, al que apoyamos y del que nos sentimos parte, tiene que continuar. Y esa continuidad se puede dar en un escenario de un tercer mandato de Cristina o con alguien que pueda representar la garantía de continuidad y profundidad del modelo. Estamos tan lejos de 2015 que me preocupa más cómo transitamos hasta allá y cómo consolidamos este modelo. El 54 por ciento que votó a la Presidenta le dio un mandato para que avance en un determinado sentido. Hoy, más importante que definir quién es el candidato es construir la fuerza política que garantice la continuidad del proyecto en el tiempo. Es el gran desafío.
–Muchos de los planteos tienen que ver con que no aparece una figura o un agrupamiento que encarne esa continuidad.
–No es tan así. Hay una cantidad de organizaciones y fuerzas políticas que están conformando un espacio, como Unidos y Organizados. En Brasil, Lula no podía ir por un tercer mandato y un día dijo “mi propuesta es que la candidata a presidente sea Dilma Rousseff”. Cuando apareció la primera encuesta, Serra medía casi 50 por ciento de intención de voto y Dilma 6 o 7 por ciento. Sin embargo, el prestigio y la buena gestión del gobierno de Lula hicieron que ganara Dilma. Ahora probablemente vaya por la reelección, está considerada una estadista y una de las personas más influyentes del mundo. Eso quiere decir que hay transferencia también si la gente quiere que el proyecto continúe.
–¿Cristina tiene que ser la gran electora como lo fue Lula?
–Si no es candidata, tendría que ser la gran electora y tendría que ser la conductora de esa fuerza política que respalde al proyecto. Pero no se trata de un dedo mágico, los liderazgos tienen un valor. Cristina conduce este proyecto y lo hace con determinación e inteligencia, está a la vista: si uno tiene un referente, confía en que las propuestas que va a hacer ese referente van a encontrar acompañamiento y satisfacción en el conjunto de quienes formamos parte del proyecto. No hay procesos sin líderes, de derecha o de izquierda. No hay que desjerarquizar el rol del que lidera, hay que ponerlo en toda su dimensión.
–Scioli también lidera la provincia de Buenos Aires y ya manifestó sus aspiraciones para 2015. ¿Puede ser el reemplazante de Cristina?
–No lo critico a Scioli porque se postula, pero no creo que encarne en el imaginario colectivo esa garantía de continuidad y profundización del proyecto que estamos haciendo. Que lidere las encuestas es un tema de escenario, porque lidera las encuestas formando parte de un proyecto, y si no forma parte de él, vamos a ver qué dicen las encuestas, seguramente se reacomodarían de manera diferente.
–¿Quiere renovar su banca de diputado?
–Termino mi mandato, así que legítimamente aspiraré a renovar mi banca. Mi balance es que he tenido una buena diputación, en la que tuve un rol protagónico en debates trascendentes para la economía argentina, como la nacionalización de YPF, la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central o la reforma del mercado de capitales.
–¿No lo entusiasma más disputar un cargo en el Ejecutivo porteño en 2015?
–Claro que me entusiasma mucho, Buenos Aires sería otra si Daniel (Filmus) y yo hubiésemos ganado en 2007. Es una ciudad con muchos recursos, pero muy mal gestionada por el gobierno de Macri. Pero las elecciones para jefe de Gobierno son en 2015 y yo quiero renovar mi banca en 2013.
–Usted enfrentó varias veces a Macri…
–A Mauricio Macri lo sufro desde los ’90 en Boca. En el ’95 vino a verme para pedirme ser candidato en nuestra lista, me dijo que necesitaba a Boca para popularizar su imagen en pos de un proyecto político. Yo le contesté lo que correspondía. También intentó convencer a Antonio Alegre pero, como no pudo, armó otra lista. Llegó a Boca en pleno menemismo, cuando estábamos perdiendo la batalla cultural y ser rico y famoso era un atributo muy valorado, un modelo que Macri repite ahora cuando convoca a personajes que no tienen formación ni vocación política, pero son mediáticos. A mí, Macri no me gusta para Boca, ni para la gestión en la Ciudad y mucho menos en la Nación.
–¿Volvería a dirigir Boca?
–Disfruté mucho esa etapa y la viví intensamente. Creo que ayudé a recuperar una institución que estaba en una gran crisis: llegué a un club donde hasta los trofeos y el Quinquela Martín de la oficina de la presidencia estaban embargados y diez años después entregamos un club saneado. Hoy sigo yendo a la cancha, sigo emocionándome como hincha, sufro cuando perdemos y me alegro cuando ganamos, pero no añoro volver a ser dirigente de Boca, lo veo como una etapa cumplida.
Test del veraneante
–¿Tiene algún twittero favorito?
–No, pero me meto y escribo. No reduzco la política al Twitter, pero tampoco niego los métodos electrónicos.
–¿Una canción de 2012 o alguna favorita?
–Por edad y tradición soy tanguero e hincha de Pugliese y Goyeneche. Los seis CD que tengo en el auto tienen que ver con eso.
–¿Las peores vacaciones de su vida?
–Vacaciones no, pero sí un viaje a un seminario en los Estados Unidos en el ’95: tuve un problema en la cadera y volví en silla de ruedas. Luego estuve casi seis meses con muletas y otros dos con un bastón que ahora guardo en el baúl del auto.
–¿Cambió el destino de las vacaciones por problemas con el dólar?
–No, desde hace varios años que voy al mismo lugar: a Córdoba, en la Posada del Qenti.
–¿Qué hace frente a una promotora que le ofrece algo?
–Nunca le doy bolilla, pero la trato con respeto.
–¿Una posición?
–Siempre fui una persona de izquierda. Tiene que ver con mi historia familiar y creo que sigo representando ese pensamiento.
Entrevista publicada en el diario Página/12 el jueves 7 de Febrero de 2013