Una dicotomía estuvo presente en la fiesta del regreso de la Fragata Libertad: Patria o colonia.El levantamiento del embargo y el regreso de la Fragata Libertad pusieron de manifiesto crudamente las distintas interpretaciones sobre esta cuestión, las cuales poseen un profundo valor simbólico, pues están asociadas a la soberanía nacional, puesta a prueba en todas estas arremetidas de los fondos buitre. Resulta interesante contraponer dos opiniones; comenzando con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien en el acto de arribo de la Fragata comentó que su recuperación simboliza «la defensa irrestricta de los derechos de la Argentina y respeto a su soberanía y dignidad nacional» y señaló que esas «convicciones estaban apoyadas por los tratados y por todo el orden jurídico global, que decían que teníamos razón». También alertó que «estos fondos buitre no aparecen por casualidad» porque «hay una historia de un endeudamiento feroz que operó sobre la desindustrialización, la desocupación y la hambruna del pueblo».
En la vereda opuesta, el alcalde Mauricio Macri expresó que «el papelón internacional que sufrimos por ser embargados se reitera ahora al tener que alquilar un avión privado inglés para que la presidenta, que representa a todos los argentinos, pueda volar al exterior» (lanación.com, 10/01/13), para luego comentar que «amerita pensar que habría que encontrar una manera de salir del lugar de deudores, de incumplidores y regularizar nuestra situación con el mundo para que este tipo de cosas no nos vuelva a suceder» (ambito.com, 10/01/13), dando a entender que hay que cancelar la deuda con los fondos buitre, o con el Ciadi, sin importar la validez de los reclamos y olvidándose incluso que las empresas familiares fueron beneficiarias del proceso de estatización de la deuda privada.
Y estas dos posturas reflejan la dicotomía que estuvo muy presente en la fiesta del regreso del buque escuela de la Armada Argentina: Patria o colonia. Entre aquellos que defendemos irrestrictamente los intereses de nuestra Nación y los de su pueblo, y aquellos que buscan el beneplácito de los intereses hegemónicos internacionales, por encima de los intereses del pueblo argentino.
El término «fondos buitre» está muy lejos de haber sido acuñado en Argentina, se gestó en los artículos periodísticos y académicos del mundo desarrollado. Incluso hubo un proyecto de ley presentado en junio de 2009 en el Congreso estadounidense que tenía por título «Stop Vulture Funds Act» (Ley para frenar a los fondos buitre) que no llegó a sancionarse.
En los fundamentos del proyecto se establece que, «al mismo tiempo que la comunidad internacional ha estado extendiendo el alivio a la deuda a los países pobres del mundo, una nueva forma de negocios ha emergido con el propósito de especular y realizar ganancias excesivas con la deuda soberana impaga, a costa tanto de los empobrecidos ciudadanos de las naciones pobres, como de los contribuyentes de los países del mundo que han participado del alivio internacional de las deudas».
Pero esta especulación no surge sólo con las deudas de países pobres, sino que ataca a cualquier país en situación de crisis, como sucedió con Argentina en 2001 o como en estos últimos años enfrentaron Portugal, Grecia, Irlanda y España. Dos recientes noticias dan cuenta del accionar de los fondos y de sus ganancias exorbitantes.
Para los especuladores que compraron títulos públicos en lo peor de las crisis, «las deudas de Irlanda y Portugal ofrecieron retornos de 29% y 56% respectivamente el año pasado (…) Los bonos griegos rindieron un inmenso 112%, gracias mayormente a una recompra patrocinada por la eurozona y el alivio de la carga de la deuda para el sector público» (El Cronista, 09/01/13).
Los problemas con las hipotecas españolas, que tanto daño han causado en la sociedad a partir de la gran cantidad de desahucios (ejecuciones hipotecarias) que generaron, han sido un buen negocio para muchos. El diario El País (31/12/12) cita como ejemplo de las innumerables operaciones especulativas que «el fondo buitre Cerberus, con sede en Nueva York, compró la hipoteca por el 8% de su valor y ahora reclama el 100% más intereses».
Tampoco resulta casual la aparición de informes de bancos internacionales de inversión que desalientan la tenencia de bonos argentinos y ponen dudas sobre la resolución que la Cámara de Apelaciones tomará el 27 de febrero. Sus principales fuentes de reflexión son las presentaciones que realizaron en el tribunal dos economistas bajo el formato de «amicus curiae» y que fundamentan favorablemente las desmedidas pretensiones de los fondos buitre. Más allá de la resolución que tome la Cámara de Apelaciones, estas recomendaciones de vender deuda argentina o de comprar bonos contra default generan grandes movimientos especulativos, un terreno fértil para las ganancias extraordinarias.
LA GESTIÓN DEFINE. La diferencia de opiniones citada al principio de la nota también tiene que ver con la visión de cada una de las autoridades citadas, sobre lo que significa la gestión del gobierno. En el acto de arribo de la Fragata Libertad, la presidenta de la Nación fue clara al respecto: «Qué lindo sería gobernar sin tomar ningún riesgo», asintió, «pero cuando uno gobierna un país y pretende gobernar para los 40 millones de argentinos, a veces tiene que tomar decisiones que no les gustan a todos». Asimismo, comentó que la resolución del embargo del buque escuela es «una verdadera lección histórica que hemos construido con tenacidad y convicciones».
Desde el lado de Mauricio Macri, es conocida su aversión a tomar riesgos de gestión, y el vergonzoso «rechazo» del subte a principios de 2012 confirma plenamente esta tesitura. Además, ha quedado claro en estos más de cinco años de gestión, que es un promotor del Estado subsidiario, aquel que privilegia el libre funcionamiento de los mercados como la forma más eficiente de gestión. Durante su gobierno, los servicios públicos en la Ciudad de Buenos Aires, en especial la salud y educación públicas, han sufrido un gran deterioro. No le tembló el pulso para subir la tarifa del subte un 127% y tampoco le tiembla ahora para volver a aumentarla alrededor de cuatro pesos en el corto plazo, con el gran perjuicio que ocasionará a los usuarios de menores recursos.
Mientras tanto, el gobierno nacional sigue gestionando. La presidenta Cristina Fernández anunció la demorada renovación de los trenes de las líneas Mitre y Sarmiento a través de la creación del Programa de Mejoramiento de Infraestructura Ferroviaria, que contempla la adquisición de 55 nuevas formaciones a China, además de la construcción de 60 pasos bajo nivel y nueve puentes en el Gran Buenos Aires.
En breve plazo se comenzará con la reparación de los coches de la línea Sarmiento, a la espera de los primeros coches chinos que llegarán en 13 meses y se completará a los 21 meses en lo que, definió la presidenta, «es la renovación ferroviaria más importante de los últimos 50 o 60 años». En todo el programa de mejoramiento ferroviario se invertirán 4900 millones de pesos.
También anunció la construcción de 33 escuelas, de las cuales nueve son obras nuevas, que se adicionan a las 1742 escuelas proyectadas, que «constituyen el plan federal de escuelas más ambicioso que se haya hecho en la historia argentina».
Vemos a un gobierno nacional activo, que no dejó «sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno» –tal como parafraseó Cristina a Néstor Kirchner en el acto de bienvenida a la Fragata Libertad– y que trabaja arduamente para defender el interés nacional, en un momento en que la presión externa a partir de las demandas de los fondos buitre es intensa e intenta vulnerar las decisiones soberanas de nuestro país.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 13 de enero de 2013.