La decisión de Griesa no sólo se parece a un fallo de un juez de colonias, sino que apunta al default técnico.
El fallo del juez Griesa es controvertido por varios motivos. En principio, porque se afectarían los derechos de los acreedores que ingresaron al canje, al ordenar al banco pagador que el pago de los cupones PIB (que debe efectivizarse el 15 de diciembre) sólo se puede realizar si la Argentina le paga previamente a los fondos buitre.
El Departamento de Justicia estadounidense apoyó la posición argentina aun antes de la sentencia de la Corte de Apelaciones que sostuvo el fallo de Griesa. La Reserva Federal hizo llegar un escrito ante el juez por el cual establece que, en vista de distintas normativas estadounidenses, el reclamo judicial de los fondos de inversión que no quisieron ingresar al canje de deuda no debe afectar a terceros. «La aplicación expansiva de los mandatos reclamados por el demandante (…) es demasiado amplia y podría tener consecuencias operativas que impiden el buen y eficaz funcionamiento del sistema de pagos», reza el escrito.
De la misma forma, luego de conocido el fallo, los bonistas que ingresaron al canje expresaron: «Lo que no esperábamos era la falta de consideración con el derecho de los bonistas inocentes a un debido proceso» (El Cronista 23/11/12).
No es menor la consideración que usa Griesa para justificar el fallo, que establece como «amenaza» las declaraciones políticas hechas por la presidenta de un país soberano, y a partir de este argumento aplica una medida «ejemplificadora» que consiste en pagar el 100% a los litigantes antes del 15 de diciembre, cuando el plazo legal vencía el 5 de marzo de 2013. Considero que esta argumentación excede largamente el criterio de administración de justicia.
De esta forma, puede decirse que la decisión de Griesa no sólo se parece a un fallo de un juez de colonias, sino que puede considerarse que apunta al default técnico de la deuda argentina que ingresó al canje.
La controversia se agranda a partir de este enfoque. Porque está íntimamente vinculada al poder político y económico de los especuladores, teniendo en cuenta que el dueño de NML Capital, el fondo litigante que obtuvo el fallo, es Paul Singer, uno de los principales operadores de Wall Street, que financió generosamente la campaña del Partido Republicano. Se ubica en el puesto 392 en la lista de los mil millonarios de la revista Forbes y está entre los beneficiarios de las bajas impositivas a los ricos impuesta por Bush y que actualmente defiende el Partido Republicano. También fundó la American Task Force Argentina, como elemento de privilegiado lobby de los fondos buitre. Su portavoz es Robert Shapiro, quien ocupó el cargo de subsecretario de Comercio para Asuntos Económicos durante la administración Clinton (Acción, nov. 2012). La esposa del derrotado candidato a la presidencia estadounidense, Mitt Romney, posee un millón de dólares invertidos en el fondo NML.
ES UN TEMA EMINENTEMENTE POLÍTICO. En la en medida que los fondos buitre avancen con sus reclamos, incluso sobre las regulaciones de los mercados, como avanza el fallo de Griesa, se lentificará el proceso de regulación de los mercados financieros iniciado a partir de la crisis financiera de 2007. Mientras que los reguladores intentan limitar las ganancias especulativas del sistema financiero, el fallo las premia y les concede hasta el último centavo. Es una bofetada a los reclamos de la sociedad mundial para el cese de las «desmedidas ganancias» de la industria financiera, y a una concepción de los mercados financieros y de valores como contribuyentes al desarrollo productivo.
El tema va mas allá de los U$S 1330 millones que el fallo obligaría a pagar. En la medida en que se premie a los especuladores que deciden no adherir a los canjes masivos, y se establezca un precedente, impacta sobre los eventuales procesos de reestructuración, a favor de los acreedores minoritarios, haciendo difícil cerrar los procesos de canje de deudas soberanas, como está sucediendo con Argentina. Si se consolidara un fallo como el de Griesa, prácticamente todas las posibilidades de reestructuración de deuda que hoy se están planteando en los distintos países europeos en crisis, y que podrían plantearse en el futuro, quedarían fuertemente cuestionadas.
LAS REPERCUSIONES NEOLIBERALES VERNÁCULAS. Se ha escuchado y leído toda clase de pronósticos de políticos y economistas argentinos sobre las repercusiones del fallo. Legisladores como Gabriela Michetti, Federico Pinedo, Patricia Bullrich y Eduardo Amadeo, entre otros, quienes forman el Grupo de Acción Política para la Unidad, instaron a «la Presidente, a sus ministros y voceros a tomar conciencia de la gravedad del momento, a moderar su discurso…» (Cronista, 23/11/12). Seguramente se sienten cómodos con el tono de los discursos cercanos al pensamiento conservador.
Se desconoce cómo se desarrollará el conflicto, todavía Argentina tiene varias herramientas para utilizar. Pero muchos vaticinan rápidas y profundas caídas en la economía real. Algún empresario del sector electrodoméstico que augura una caída «inmediata» del consumo de estos bienes, o algún economista que pontifica que esto sólo puede generar más impuestos o mayor inflación (La Nación, 23/11/12, pág. 18). En el mismo diario descuellan las opiniones de Carlos Melconian, gurú preferido de las grandes empresas, según el cual el gobierno «festejó una reestructuración con alevosa quita y una supuesta política de ‘desendeudamiento’ que en vez de reabrir el crédito barato nos aisló aún más de los mercados de capitales bajo la fantasía de vivir con lo nuestro».
Otros economistas expresaron que «pagar U$S 1300 millones más no va a afectar demasiado» (Nicolás Dujovne) o que «si no se paga, el riesgo país subiría violentamente y esto es como un veneno para poder crecer» (José Luis Espert, Ámbito Financiero, 23/11/12 pág. 6).
No puede dejar de mencionarse la opinión de Federico Sturzenegger, quien sostuvo que el «gobierno buscó fallo adverso para tapar los problemas del modelo internamente» (Ámbito.com, 22/11/12).
Los últimos párrafos son una colección de frases sin el correspondiente contexto, y por ello se citan las fuentes, pero sin duda el lenguaje y las expresiones afirman una visión netamente neoliberal, por lo tanto opuesta a la que está desarrollando el gobierno desde 2003, y, no lo dudo, también contraria a los intereses de los argentinos.
El avance de los fondos buitre hay que verlo, en el caso concreto de nuestro país, como una acción política por parte de los acreedores contra el exitoso canje realizado en 2005 y finalizado en 2010.
Porque ha sentado un precedente importante en varios sentidos. No es ajena esta avanzada de los buitres con la cada vez mayor difusión y atención que toma la experiencia argentina cuando se evalúan las políticas para salir de la crisis de los países centrales.
El ejemplo argentino es doblemente perjudicial para el modelo neoliberal y los intereses que lo sustentan, por un lado porque logró una quita de la deuda, a costa de los acreedores, que se tuvieron que hacer cargo de préstamos con intereses usurarios que dañaban la economía argentina.
Pero también es perjudicial a la óptica neoliberal porque, gracias al desendeudamiento que implicó el canje y las políticas posteriores, Argentina ha podido crecer a tasas muy elevadas, mejorar su economía y mejorar significativamente la situación social, gracias a la aplicación de recetas totalmente contrarias a las hoy dictadas desde la Troika. Y por eso Argentina, que fue considerada un buen alumno en los noventa, hoy está severamente castigada por este «mal ejemplo».
Artículo publicado en el diario Tiiempo Argentino. Domingo 25 de noviembre de 2012.