En la última semana se instalaron gran cantidad de rumores y especulaciones acerca del tipo de cambio, que rememoran aquellos aciagos días de 2001, cuando el país estaba quebrado, con escasas reservas internacionales, una deuda externa abrumadora, las personas y empresas masivamente endeudadas en dólares y la incertidumbre era moneda corriente, una situación diametralmente opuesta a la actual.
También aparecieron algunos nostálgicos luego de la estatización de las AFJP, con la crisis de 2008 y, más recientemente, con el frenesí dolarizador previo y posterior a las elecciones de octubre de 2011.
En esa línea interpretativa, no resulta llamativo que aparezcan nuevamente todo tipo de pronósticos catastróficos, luego de que se votó la nacionalización de YPF con un amplio apoyo parlamentario y un nivel muy alto de aceptación en la sociedad.
El supuesto detonante fue una menor autorización de compras de dólares por parte de la AFIP, quien detectó más de 12 mil contribuyentes con inconsistencias en las declaraciones de Ganancias y Bienes Personales recientemente presentadas. Esta menor autorización se produjo porque el organismo recaudador descubrió “muchas operaciones validadas por la AFIP para la adquisición de moneda extranjera, que luego fue vendida por los contribuyentes en el mercado paralelo y así aprovechar la diferencia de ambas cotizaciones” (gacetilla de prensa Nº 3827, AFIP).
Con menores posibilidades de intermediar –lo que les confirió más posibilidades de especular–, los intermediarios que participan del denominado mercado paralelo rápidamente subieron el valor del dólar que transan, el “blue”, cotización que fue ampliamente comentada por los distintos medios periodísticos, en algunos casos como un dato, en otros como una “premonición”.
Quizá muchos compradores de buena fe no pudieron comprar dólares. Según la AFIP, las nuevas disposiciones “apunta(n) a combatir la maniobra ilegal de venta de dólares en el mercado paralelo, que en la actualidad están realizando muchos contribuyentes que poseen la capacidad económica-financiera para adquirir dólares en el mercado formal, aprovechando la brecha entre el dólar oficial y el paralelo”. Esta brecha se disparó a niveles irrazonables, como lo comenta Ámbito Financiero en su portada del 17 de mayo: “Un dólar a $ 5,60, como llegó a operarse el martes, era una cotización de pánico, sin sustento macroeconómico y aún en un contexto internacional incierto.”
Además estuvo presente entre las tensiones del tipo de cambio la evolución del real, que se viene depreciando desde principios de julio, cuando llegó a 1,55 reales por dólar y hoy está rondando los dos reales por dólar. En una nota en la que se entrevista a varios economistas de profunda raigambre neoliberal, todos aconsejan “que el peso siga al real”, desconociendo que la moneda brasileña viene de un período de fuerte apreciación.
Es importante dejar bien en claro los mensajes contradictorios que se manejaron para contribuir a fomentar la incertidumbre; por un lado, se argumentó como principal problema que las operaciones autorizadas por la AFIP el jueves 10 y el viernes 11 se habían reducido significativamente, lo que determina escasos fondos para alimentar el mercado ilegal; por otro lado, se argumentó que el valor del “blue” respondía a la masiva fuga de capitales. La pregunta surge inmediata: ¿de dónde salían entonces los dólares para fugar, o para la “corrida cambiaria” como engañosamente tituló un matutino? No hay respuesta.
Hay que comenzar a llamar a las cosas por su nombre, el mercado paralelo es el mercado ilegal de divisas, y la cotización del dólar “blue” es la cotización del dólar ilegal, utilizado para evadir impuestos o lavar dinero. Para estas operaciones ilegales, el dólar “no tiene precio”.
Las medidas tomadas por la AFIP a partir de octubre de 2011 están orientadas a mejorar la transparencia de las operaciones en el mercado cambiario, y a partir de esta mejora, permitir un mejor control de las operaciones realizadas. Significa un paso más en la recuperación de la soberanía cambiaria por parte del Estado.
Desde la imposición de estas medidas de transparencia, los importadores han accedido a los dólares para pagar sus compras al exterior, así como aquellos que realizaron operaciones inmobiliarias con préstamos hipotecarios no tienen problema alguno en convertir los pesos recibidos en dólares para entregar por la compra de la propiedad.
El supuesto desdoblamiento cambiario
Fomentando los rumores, se trató de instalar la idea de un desdoblamiento cambiario, que fue rápidamente desmentido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien comentó además que no habría ninguna política de shock. No hay que ser ingenuos, pensar en un sistema de cambios múltiples deja implícito que se está pensando en devaluar, y ese fue el mensaje que quisieron dar los medios instalando la noticia.
El supuesto desdoblamiento de cambios merece varias reflexiones:
- El Banco Central está comprando dólares a un buen ritmo (llevaba comprados 5740 millones de dólares entre el 2 de enero y el 11 de mayo) y maneja totalmente el mercado mayorista del dólar, tanto en el contado como en el futuro, en cantidades y valores.
- La obligación de liquidar exportaciones de un importante número de productos en un máximo de 15 días, exceptuando a las exportaciones menores a los 2 millones de dólares, va a generar mayor liquidación de divisas de los exportadores en las próximas semanas.
- La tasa de depreciación del peso ya se está acercando al 9% anual, desde el 6% que venía aumentando el año pasado, lo que permite avizorar una mayor flexibilidad en el tipo de cambio.
- La magnitud del mercado ilícito del dólar, del cual surge la cotización “blue”, es muy pequeña. En un paroxismo de términos, ya se está hablando del dólar “green”, más caro, que obedece a los elevados niveles de especulación que hay en este mercado irregular, que se aprovecha de la incertidumbre que se genera.
- Las reservas internacionales siguen aumentando, ya han llegado a los 47.589 millones de dólares al 15 de mayo, a pesar de la reducción que impone la depreciación del euro y del oro y las cancelaciones de deuda externa.
- La existencia de las retenciones a determinados productos agrícolas y petrolíferos actúa como una opción más eficiente que un sistema de tipo de cambios múltiples, y permite al fisco captar gran parte de la renta excepcional de los sectores agrícola y extractivo. La implementación de retenciones móviles mejoraría esta política.
- En la semana finalizada el 11 de mayo (último dato conocido), los depósitos en dólares del sector privado cayeron un uno por ciento, luego de haber crecido el 1,2% en la semana anterior. Es decir, el 11 de mayo había 31 millones de dólares más que el 27 de abril.
Sumando datos como los expuestos y otros muchos más que no se incluyen por falta de espacio, no hay razones por las cuales fuera conveniente cambiar el régimen actual. Sin duda este no gusta a los cultores del libre mercado, por una cuestión ideológica pero fundamentalmente porque se pierden gran cantidad de negocios especulativos.
Aquellos que desean poner palos en la rueda al modelo, que están débiles para incidir políticamente por la dispersión de la oposición y por el acompañamiento de la población a las grandes decisiones del gobierno, van a seguir apelando a los miedos históricos de la sociedad, que tienen su origen en caóticas experiencias pasadas, instalando el riesgo de la profecía autorrealizadora. Para enfrentar estas presiones, hay que seguir profundizando el actual modelo de crecimiento con mejora en la distribución del ingreso, un objetivo que sólo puede lograrse con la intervención del Estado en la economía, para enfrentar los poderes económicos que intentan maximizar sus ganancias a través del excesivo lucro y la especulación.
Esta nota fue publicada en Tiempo Argentino el 20.05.2012