Hace unos días un periodista me preguntaba si el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) tendrá buenos argumentos que obliguen a la Argentina a afrontar un juicio por la expropiación del 51% de las acciones de Repsol.
A mi me llama la atención que se hable del CIADI como si fuera la Corte de La Haya, cuando la realidad es que se trata de un organismo creado por el Banco Mundial para resolver litigios entre empresas y estados, que en general se ha caracterizado por opinar a favor de las empresas y no de los estados.
Este organismo lo que hace es igualar la importancia de la empresa a la del Estado, y no es casual que esto suceda, ya que tiene que ver con la idea de la eliminación de los Estados Nación y de su reemplazo por las grandes corporaciones. Entonces, se creó un tribunal al que van el Estado y la Multinacional, pero resulta que es un tribunal del Banco Mundial que a su vez está dirigido por las mismas corporaciones que comienzan los juicios contra los Estados.
Recordemos que el CIADI es un tribunal al que la Argentina aceptó someterse voluntariamente en aquellos litigios que tiene con empresas multinacionales. Yo creo que habrá que pensar si es razonable seguir estando en el CIADI, ya que no es una obligación hacerlo. Brasil, por ejemplo no está en el CIADI y la verdad que no le pasa absolutamente nada por no hacerlo, al contrario, se evita someterse a ese tipo de situaciones.
Está claro que la Argentina recibirá presiones, amenazas y chantajes de diversos tipos, pero creo que son todos riesgos que quienes tomaron la decisión tienen asumidos como probables. Me parece importante rescatar el apoyo de la oposición que votando a favor de la Ley de Soberanía Hidrocarburífera en el Senado dotó a esta decisión un mayor apoyo institucional.