En el acto de inauguración de las Sesiones del Congreso la presidenta anunció que envió ese mismo día un proyecto para poner fin a la ley de convertibilidad vigente desde el año 2001.
Desde que se sancionó dicha ley las reservas de libre disponibilidad son aquellas que exceden las necesarias para igualar la base monetaria. En aquel momento cada dólar era igual a un peso, por eso quedó establecido que la base monetaria tenía que estar cubierta por dólares. De esta manera, todos los dólares que excedieran la base monetaria serían reservas de libre disponibilidad.
En el proyecto que envió la presidenta se mantiene el concepto de reservas de libre disponibilidad, pero se establece que serán las que excedan el nivel de reservas necesario que definirá en Banco Central para el buen funcionamiento de la economía. Esto significa que las reservas deberán respaldar los depósitos en moneda extranjera, respaldar las obligaciones que el país tiene con el exterior y respaldar los flujos comerciales que el país tiene, es decir, pagar por las importaciones que realice. Pero sin embargo, no estarán atadas a la cantidad de moneda local circulante, el cual tendrá vinculación directa con el volumen del tránsito de mercancías de las transacciones de toda la actividad económica que el país realiza. Es decir que el dinero circulante deberá alcanzar para pagarle el sueldo a la gente, para hacer los pagos en moneda local que tienen que hacerse a las empresas, todo lo que se compra y todo lo que se vende, esa es la cantidad de moneda necesaria.
Los cambios no significan que el Banco Central pueda emitir libremente, sino que lo hará teniendo en cuenta la estabilidad financiera y parámetros de desarrollo económico con equidad social. En este sentido, tomar las reservas como elemento base y determinante de la cantidad de moneda, es un eje que nosotros tenemos que sacarnos definitivamente de la cabeza porque es perverso, y porque no tiene nada que ver con lo que incluso hace el resto de los países del mundo.