Cuando se habla del modelo neoliberal, una de las cosas que el mismo modelo plantea, es la eliminación de los estados nacionales como tales, el fin de la política y la ocupación de ese espacio por las corporaciones y los organismos financieros internacionales.
Si miramos hacia Grecia, o incluso hacia Italia, no queda otra que aceptar que está sucediendo tal cual lo dice el manual: Papandreu acepta un plan de ajuste y se le ocurre someterlo a un referendo popular, acto seguido lo dejaron cesante, virtualmente despedido.
Entonces, emergen gobiernos comandados por “técnicos”, como el caso de Papademos en Grecia o de Monti en Italia, que hablan de la necesidad de despolitizar la gestión de gobierno, convertirla en técnica, una pretensión imposible, pues la gestión de gobierno es un hecho eminentemente político.
Al autocalificarse como técnicos, estos nuevos gobiernos indican, incluso explícitamente, que aplicarán los furiosos planes de ajuste solicitados por la UE y el FMI, que incrementarán aún más los enormes costos sociales que viven estas economías.
En el diario El País de España salió una nota interesante que decía que Grecia solicitó su primer rescate cuando la tasa de interés por los bonos de la deuda griega, superó los 500 puntos básicos. Eso, para que se entienda, es la diferencia entre el rendimiento de un bono alemán y el de un bono griego. Irlanda y Portugal solicitaron su rescate exactamente cuando les pasó lo mismo, e Italia acaba de pasar los 500 puntos mientras que España ya ha llegado a esa cota.
El problema es que Italia es mucho más grande que Grecia, Irlanda y Portugal, y la exposición que tienen los bancos europeos y en particular los franceses y los alemanes, es realmente muy importante. Entonces, una reestructuración de deuda en Italia tendría un impacto considerable sobre los bancos alemanes y sobre los bancos franceses, que tienen una exposición de deuda -sumando todo-, de más de 400 mil millones de dólares.
Esto, para la Comunidad Europea es altamente preocupante, y por eso salió Angela Merkel a decir que la solución de la crisis demandará diez años. Esto es, diez años de ajuste, de recorte, de privatizaciones, porque hay que decirlo también con absoluta claridad, siempre el resultante es que hay un grupo que se concentra, que aumenta sus utilidades, que está mejor que nunca; y hay una mayoría que se empobrece, empeora la situación, se queda sin trabajo y pierde derechos.