La semana pasada la ministra Giorgi realizó algunas declaraciones respecto a la sustitución de importaciones. Dijo que se acabó la mentira del país de felices consumidores con empresas que cierran, y agregó que si volviésemos a tener planchas importadas de 5 dólares, seguramente las veríamos solo por las vidrieras ya que no las podríamos comprar por falta de trabajo.
El problema es que nos plantean una lógica falsa, vinculada a que existe un porcentaje de la población que está sediento de poder comprar exquisiteces porque no necesitan trabajo para poder hacerlo. Pero, la inmensa mayoría de la ciudadanía lo que necesita es en primer lugar trabajar para poder consumir.
Me parece que hay que dejar de tenerle miedo a esto de que el desarrollo que estamos teniendo será a costa del consumidor porque pagará precios más caros. Me recuerda a la publicidad que se hacía en la época de Martínez de Hoz de las sillas de producción nacional versus las importadas.
De todos modos, lejos del ideal, es necesario decir cuál es la parte no tan positiva. Estamos hablando de empresas internacionales que comienzan a ganar mucho dinero y que al no haber regulaciones, se la llevan a sus países. Esta es una de las asignaturas pendientes. Por eso yo digo que tenemos que trabajar para modificar las condiciones, de manera que estas empresas como mínimo estén obligadas a reinvertir sus utilidades o buena parte de ellas en el país.
El problema es que la Argentina tiene firmados una cantidad de tratados bilaterales de inversión que traban toda posibilidad de solicitar requisitos especiales a las empresas extranjeras. Cuando hablamos de desarmar la arquitectura legal que heredamos de la dictadura y del menemismo este es un ejemplo clásico. Es que al tener un tratado de inversión bilateral con los Estados Unidos, no se le puede plantear a una empresa norteamericana distintas condiciones que a una empresa argentina, como por ejemplo que reinvierta las utilidades. Respecto a este tema en particular, Nuevo Encuentro ya presentó en el Congreso un proyecto para ir desarmando estos acuerdos paulatinamente.