La semana pasada el Ministro Boudou presentó en el Congreso el Presupuesto 2012. Comenzó haciendo una referencia al contexto internacional y lo hizo en términos con los que no puedo más que estar de acuerdo.
Se refirió a las políticas de ajuste que se siguen aplicando en los países de la eurozona que en vez de resolver la situación, la empeoran. Sinceramente, escuchar que el Ministro de Economía diga «la palabra ‘ajuste’ no está en nuestro diccionario», es algo que debemos destacar como muy positivo.
También se refirió a que se seguirá apostando al mercado interno y a la sustitución de importaciones, y a que las prioridades del gasto estarán centradas en el gasto social, en ciencia y tecnología, en educación y en obras de infraestructura.
También dio datos muy interesantes sobre cuánto dedicábamos del gasto al pago de deuda en el 2001/2002 y cuánto se dedica ahora y de cómo se han revertido los ejes de presupuesto. En el presupuesto del 2001 una cuarta parte del gasto era destinado al servicio de la deuda, ahora esa cifra es pequeñísima, esto gracias a las decisiones que se tomaron en su momento cuando se decidió pagarle al fondo y renegociar la deuda.
Hace no muchos años se decía que el tema de la deuda era una herencia que iban a tener muchísimas generaciones. Hoy cuando nos dicen que la deuda con privados está en términos de un 17% del PBI, uno siente que dejó atrás una historia negra durísima.
Este presupuesto le asigna mucha importancia, como ya mencioné, a los gastos de ciencia y tecnología, salud y educación. El gasto social, por ejemplo, va a crecer en su participación en el presupuesto del 38% de este año al 42%. Es decir, hay una gran porción que irá a la asignación universal, a las jubilaciones y a todo gasto social que el gobierno encare.
El próximo paso es una discusión seria en el seno de la comisión de presupuesto y espero que este año lo hagamos en un clima positivo, no en el de querer gobernar desde el congreso como sucedió el año pasado.