Es necesario que todos entendamos que el presupuesto es una herramienta fundamental de gobierno y de orientación hacia la sociedad. A partir de ella sabremos si la Argentina piensa crecer o no, si la Argentina piensa seguir una política de desendeudamiento o no, si la Argentina seguirá utilizando el gasto público como una manera de mejorar la situación de los sectores vulnerables y al mismo tiempo de mantener una dinámica de fortalecimiento del consumo interno, allí sabremos si se planifica un año con déficit fiscal o con superávit fiscal, si tendremos superávit comercial o déficit comercial. Es decir, es el marco de referencias en el cual tendremos que movernos a lo largo del año que viene.
Está claro que el presupuesto es un atributo del Poder Ejecutivo y que el otro poder, el Legislativo, es el que debe revisar, debatir, discutir y perfeccionar, pero siempre respetando el plan del gobierno. El año pasado cuando se presentó el Presupuesto 2011, no sólo el entonces denominado Grupo A no lo aprobó, sino que además intentó imponer otro presupuesto basado en otra ideología, en otra filosofía, para un proyecto de país diferente.
El mismo Ministro de Economía mencionó durante la presentación del presupuesto 2012 en el Congreso que el presupuesto es una herramienta de política concreta, no un juego intelectual ni un concurso de vanidades para ver quién sale más en televisión.
La planificación del crecimiento
Desde el gobierno de Néstor Kirchner hasta ahora se viene planificando crecimientos menores a los que finalmente resultan. Hay dos interpretaciones al respecto: una es la prudencia respecto a los escenarios internacionales; la otra, que deja las manos libres para manejar con mayor discrecionalidad los ingresos que están fuera de presupuesto. Lo cierto es que esto último tampoco eso es tan así, porque cuando el desvío pasa de un cierto porcentaje, es necesario mandar una ley correctiva al Parlamento, quien debe aprobar esos desvíos, ya que la capacidad de reasignar partidas que tiene el Jefe de Gabinete es mínima y necesita acuerdo parlamentario.
En el presupuesto 2012 se está planificando un 5.1% de crecimiento del PBI, que en un escenario de incertidumbre externa es una cifra adecuada, porque obliga al gobierno a ser prudentes en el manejo de las políticas económicas y estar atentos a eventuales impactos negativos de la crisis.