Claramente preocupado por el 9.1% de desempleo, el presidente de Estados Unidos anunció la semana pasada un plan de estímulos para comenzar a mover la economía e intentar salir de la crisis.
Se trata de un paquete de 447 mil millones de dólares destinados a renovar ayudas sociales, como el seguro de desempleo, y a obras de infraestructura, como las 25 mil escuelas que planean reparar. También proponen recortes impositivos a las familias y a las empresas que contraten empleados como manera de incentivar la toma de personal.
Si bien Obama dijo que en unos días presentará un proyecto más general destinado a reducir el déficit y estabilizar la deuda en el que explicará cómo se va a financiar el plan, lo cierto es que tiene poca expectativa de que el Congreso se lo apruebe. Él mismo durante el anuncio pidió que “se pare con el circo y que de una vez se empiece a hacer algo por la economía”.
Asimismo, el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, escribió en su blog que estaba favorablemente sorprendido con el nuevo plan del presidente, pero que lamentablemente no creía que se convierta en ley debido a la oposición del partido republicano.
Creo que tenemos aquí un claro ejemplo de que tener una oposición con mayoría no favorece la gobernabilidad sino que la entorpece. Todos aquellos que hace tiempo vienen hablando de la calidad institucional de nuestro país y de que las cosas funcionarían mejor teniendo un parlamento de signo contrario al Poder Ejecutivo, deberían preguntarle al presidente Obama qué opina al respecto.