El nuevo Banco del Sur

integracion-mundialLa Argentina dio un gran paso para la constitución del Banco del Sur, pues la Cámara de Diputados aprobó la semana pasada su convenio constitutivo, que ya tenía media sanción del Senado. La aprobación del Convenio Constitutivo por parte de la Argentina es importante, puesto que se suma a las de Venezuela, Ecuador y Bolivia, que ya lo ratificaron, y que posibilitará que se constituya el Banco, ya que el Convenio establece que entrará en vigencia con la ratificación de la mayoría simple de los países fundadores y que representen más de las 2/3 partes del Capital suscripto del Banco, objetivos que se logran con la aprobación legislativa de la Argentina.

El Banco del Sur tiene en su origen dos objetivos estratégicos primordiales: actuar como un elemento más que fortalezca y solidifique la integración regional, avanzando en la creación de instituciones comunes; y crear un fondo común de financiación al desarrollo dentro de los países miembros de la Unasur, que le permita a sus países escapar de la tutela política no solamente del Banco Mundial y del FMI, sino también del BID y otros fondos al desarrollo con sede en Washington. Más precisamente, “el Banco tiene por objeto financiar el desarrollo económico, social y ambiental de los países miembros, en forma equilibrada y estable haciendo uso del ahorro intra y extra regional; fortalecer la integración, reducir las asimetrías y promover la equitativa distribución de las inversiones entre los países miembros.”

En la Unasur, todos los países participan plena y dignamente en las decisiones del grupo. Por ello, en el acuerdo constitutivo del Banco del Sur, cada Estado tendrá un asiento en el directorio e igual poder de sufragio, una decisión que no fue fácil de alcanzar y que muestra el fuerte compromiso de todos los países con una integración solidaria y equitativa. Estas cláusulas se complementan con otras para la realización de inversiones, préstamos y otras operaciones financieras mayores a 70 millones de dólares, o al 1 por ciento del capital pagado, el que resulte mayor, que exigen el voto afirmativo de las dos terceras partes de los directores que representen, asimismo, más del 66 por ciento del capital de las acciones correspondientes a los países miembros.

De esta forma, con idéntico poder de sufragio para las decisiones fundamentales y cierta atención a la envergadura de los países en cuestiones específicas se logra una adecuada representatividad en las decisiones, lo cual demuestra que las fuertes asimetrías que existen en la región no son un impedimento para la integración plena, sino, más bien, una condición para tener en cuenta e ir resolviendo.

De hecho, las funciones del Banco del Sur están enfocadas a reducir esas asimetrías, permitiendo que los países con economías más pequeñas reciban una mayor proporción de créditos sobre el capital aportado. Tiene por funciones financiar el desarrollo en sectores clave de la economía, mejorando la competitividad y la infraestructura, entre otros, financiar también proyectos de desarrollo en sectores sociales, y proyectos específicamente orientados a reducir las asimetrías entre los países miembros, teniendo en cuenta las necesidades de los países de menor desarrollo relativo. De la misma forma, se plantea facilitar asistencia técnica para la preparación y ejecución de planes de desarrollo, así como todas las funciones pertinentes a un banco regional de inversión.

También se propone crear y administrar dos fondos especiales, cuyo propósito será el financiamiento reembolsable o no reembolsable, uno de solidaridad social para proyectos sociales, y otro de emergencia para la asistencia ante desastres naturales para paliar sus efectos.

Ya hay tres grupos trabajando para la definición de cuestiones fundamentales como los objetivos estratégicos para los primeros cinco años de funcionamiento, otro sobre gestión de riesgo y un tercero sobre estructura del banco. La idea que surge del trabajo de estos grupos, integrados por funcionarios designados por los países fundadores, es que el Banco del Sur vaya creciendo a medida de sus posibilidades, prestando especial atención a los proyectos que involucren impactos positivos en varios países a la vez. Es, sin duda, una gran apuesta a futuro, pero que solidificará la integración de la Unasur mediante su puesta en funcionamiento.

Esta nota fue publicada en la Revista Debate el 09.09.2011

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