Hace unas semanas Joseph Stiglitz volvió a hablar muy bien de la Argentina, aunque aseguró que es necesario avanzar en el proceso de desprimarización para no depender tanto de las exportaciones de productos primarios. En ese plano, la sustitución de importaciones me parece que juega un papel importantísimo ya que, según datos, la Argentina se ha ahorrado en los últimos 6 meses 4.000 millones de dólares de productos que se importaban y que ahora se fabrican en aquí en el país. Si seguimos las proyecciones, el país se ahorraría 8.000 millones al año.
Por ejemplo, los teléfonos celulares son un tema emblemático. Desde que se aprobó la ley que impulsa la industria electrónica se produce en Tierra del Fuego el 50% de los teléfonos que hay en el mercado. En el 2009, antes de la sanción de la ley, sólo el 4% de los celulares eran producidos localmente, mientras que en el 2010 ya era el 40%. Se estima que al cerrar el 2011 más del 50% de los aparatos serán producidos aquí.
La industria automotriz es otro ejemplo. La Argentina tuvo el año pasado un déficit de la balanza comercial de 3.344 millones. Para el año que viene, está proyectado un superávit de 844 millones.
Las cifras en lo que respecta a heladeras son muy interesantes. El 80% de las heladeras que se venden en la Argentina se fabrican aquí, mientras que en el 2003 se producía solo el 30%. Otros electrodomésticos, como cocinas y lavarropas son mayormente de fabricación local, con el 95% y el 90% respectivamente.
Ahora, todos aquellos que siguen diciendo que la economía argentina es arrastrada por un viento de cola, ¿cómo pueden realmente justificarlo? Muchas firmas globales hicieron, incluso, inversiones locales y empezaron a producir en el país, como Blackberry, Case New Holland en maquinaria agrícola, Nokia, Grenmark en laboratorios, Mercedes con la fabricación de camiones, Yamaha en motos, Honda en autos y motos, Moura en baterías, Nike en indumentaria y calzado, Converse en calzado, Samsung en electrónica, Hewlett Packard y Suzuki para nombrar solo algunas. Son todas empresas que han decidido realizar inversiones en la Argentina, para producir localmente lo que antes importaban, mejorando de esta manera la balanza comercial del país y promoviendo el trabajo argentino. ¿Quién podría decir que esto es viento de cola? Justamente, yo creo que lo que se está haciendo es poner las velas.