Esta semana que pasó fue muy importante para la conformación del Banco del Sur porque las tres comisiones de Diputados que debían tratar el proyecto dictaminaron a favor del convenio constitutivo. La semana anterior lo había tratado la Comisión de Relaciones Exteriores que yo integro, el martes de la semana pasada lo trató la Comisión de Finanzas y el miércoles la de Presupuesto. Con esto se completa el tratamiento en comisiones estando listo el tema para ir al recinto.
Una vez aprobado en el recinto, la Argentina será el cuarto país en completar el trámite legislativo; los otros tres que ya lo hicieron son Ecuador, Venezuela y Bolivia, aunque también está muy avanzado el tratamiento en Uruguay.
Yo creo que es un hecho importantísimo, en primer lugar, porque es una señal de que la región sigue avanzando en la construcción de sus propios instrumentos. Es cierto que ésta no es una medida ni mágica ni milagrosa que resolverá todos los problemas, ni que de un día para el otro el Banco se convertirá en el financiador de todos los proyectos que la región quiera realizar, pero hay que ponerlo en el escenario que corresponde. En principio, se constituyó la UNASUR, que es una decisión política de los países de América del Sur de trabajar unidos, de ir construyendo ese espacio común que construyó a su vez sus propias instituciones: creó, por ejemplo, un Concejo de Ministros para analizar y seguir la crisis global y tomar medidas preventivas.
La puesta en marcha de una entidad para el desarrollo como es del Banco del Sur es parte de este proceso de construcción de una identidad propia, autónoma de los países centrales y que tiende a definir el perfil sudamericano como una unidad política, económica e institucional fuerte.
El rol del Banco del Sur es el de financiar proyectos que favorezcan el desarrollo de la región. Uno de sus objetivos principales es contribuir a cortar las asimetrías entre los países, desarrollar proyectos de infraestructura regional, ya sean de un solo país o de varios países.
Lo interesante del Banco del Sur, que lo diferencia de todas las otras entidades financieras internacionales multilaterales existentes, es que si bien el capital será aportado en valores diferentes según el tamaño de los países, -el peso principal será aportado por Venezuela, Brasil y Argentina-, el acceso al crédito que tendrán es inversamente proporcional. Es decir que los grandes aportantes podrán tener como máximo hasta cuatro veces lo que aporten, mientras que los pequeños podrán tener hasta ocho veces lo aportado.
Por otro lado, todos los países tendrán el mismo voto en las decisiones, es decir que en su concejo de administración y en su comité ejecutivo, todos los países estarán representados con la misma reserva para las operaciones de mayor envergadura.
En todo sentido, el Banco del Sur será una entidad mucho más democrática que nace con una filosofía de nuevo tipo.