Luego de los resultados de las últimas elecciones en la ciudad de Buenos Aires, que no fueron una sorpresa y que estuvieron dentro de lo que preveíamos, queda analizar desde el propio espacio, con sentido autocrítico, cuáles fueron las insuficiencias, qué cosas del discurso y del mensaje no alcanzaron para convencer al electorado, y en consecuencia seguir trabajando pensando en las elecciones primarias del próximo 14 de agosto.
Y pensando también cuál es la importancia de estas elecciones primarias y qué es lo que la ciudadanía definirá a través de ellas. Principalmente, se definirá el rumbo y el proyecto de país que desde 2003 comenzó a transitar la Argentina. Por otro lado, se definirá qué hay de cierto en eso de que gran parte del electorado porteño -cuyo voto viene denominándose como macrista no consolidado- podría optar por votar a gobiernos de diferentes signos para la Ciudad y la Nación. No obstante, lo fundamental será si los argentinos en su conjunto tendremos vocación, voluntad y decisión para continuar con este proyecto o si la ciudadanía planteará un cambio de rumbo. Pero esto lo sabremos el 14 de agosto.
Por otro lado está la oposición en su conjunto que, en estos días previos a las elecciones, hará todo lo posible por cambiar el clima social de que Cristina Fernández gana en primera vuelta e imponer la idea de un escenario distinto y sugerir que, si se dan ciertos procesos de unificación de las fuerzas opositoras, es posible llegar a la segunda vuelta. No he escuchado a nadie que diga otra cosa que el objetivo máximo de las fuerzas opositoras es llegar a la segunda vuelta. Hoy por hoy, las encuestas que se ven marcan una diferencia notable entre la expectativa de voto de la Presidenta y de cada uno de los que la siguen: nadie pasa los 15 puntos. Por eso hay permanentes llamados de Eduardo Duhalde, y también de Ricardo Alfonsín, a justificar las elecciones primarias. Duhalde incluso ya dijo que estas elecciones son una previa para que la oposición defina a quién hay que votar en la primera vuelta, cuál será el candidato que deberá concentrar el apoyo de la oposición.
También hay otra cuestión muy importante, y es si en los próximos cuatro años la relación entre Mauricio Macri y Cristina Fernández va a cambiar, si va a haber acuerdos entre Ciudad y Nación. En realidad, el tema no es si habrá acuerdos, sino en qué tipo de acuerdos podrán realizarse. Con esto quiero decir: ¿Habrá una mejor convivencia entre el gobierno nacional y de la ciudad? Ojalá que sí, porque eso es a lo que aspiramos los que vivimos en la ciudad porque se supone que ese es el camino para que se resuelvan mejor las cosas. Ahora, ¿El acuerdo va hacerse sobre qué base y sobre qué puntos? Eso será lo que hay que discutir. ¿Macri, se va hacer un poco más abierto, permeable, dispuesto a colaborar con las políticas nacionales o se seguirá haciendo la víctima echándole la culpa a la Nación de todo lo que le pasa? Bueno, esas son las cosas que van a determinar seguramente la posibilidad de la convivencia. Ojalá se pueda concretar, porque en ese marco probablemente se pueden hacer cosas que beneficien a todos los porteños.