En 2011, se dirime si la Argentina mantiene el rumbo o hay un cambio. El rumbo comprende la política exterior, de derechos humanos, el rol del Estado, las políticas de inclusión social, el gasto público como instrumento de distribución, el fortalecimiento de los presupuestos de educación, todo lo que trabajosamente se está gestando. El proceso económico-social, político-institucional y cultural abierto en 2003 empieza a ser vislumbrado como un camino de profundas rupturas con las herencias neoliberal-conservadoras que hicieron crisis en diciembre de 2001 y que van encontrando cauces hacia un nuevo orden que posibilite relaciones sociales más equitativas, más democráticas, más participativas, más justas.
Hay imágenes que hoy forman parte de la vida de nuestro pueblo y que, sin embargo, eran inimaginables hace una década. Pasamos de las relaciones carnales con EEUU a la unidad latinoamericana en un nivel inédito que promete hacer realidad los sueños abortados de nuestra primera emancipación, a inicios del siglo XIX.
Los cuadros de Videla y de Bignone descolgados de la Escuela Militar de Campo de Mayo, o el recuerdo de Néstor Kirchner en la ex ESMA pidiendo perdón en nombre del Estado, constituyen un acervo inolvidable de esa “memoria del futuro” con que se construye otro tiempo próximo de dignidad. Los ciudadanos incorporados al derecho de la jubilación o la Asignación Universal por Hijo; la Ley de Servicios Audiovisuales; la recuperación por parte del Estado de los fondos de jubilación y pensión, el Fútbol para todos o la Ley de Matrimonio Igualitario constituyen conquistas de una enorme trascendencia política.
Soportamos durante décadas una pesada cadena impuesta a las decisiones soberanas, como lo fue la deuda externa, llevada a ese nivel de dependencia durante la dictadura genocida, y luego acrecentada significativamente en la convertibilidad, con un peso de la deuda pública que llegó al 150% del PBI con la devaluación. Luego de las exitosas renegociaciones, hoy tenemos una deuda pública que no genera tensiones: en marzo pasado representaba sólo el 46,3% del PBI, y la mitad de ella es deuda intragubernamental. El total de deuda con el sector privado alcanza al 16,7% del PBI. Tampoco estamos bajo la supervisión del FMI, porque se ha cancelado la totalidad de la deuda con el organismo.
Los tratados de cooperación en el marco de un perfil de integración emancipatorio de la región también definen el modelo, y son, sin duda, cauces para su profundización. El fortalecimiento del rol del Estado, como agente protagónico en lo económico, constituye una novedad estructural, la preservación de políticas económicas priorizando el mercado interno y el consumo, la creación de empleos, las medidas anticíclicas, el control de las importaciones y el despuntar de un Plan Estratégico de Desarrollo Industrial.
La doctrina neoliberal aconseja dejar flotar la moneda, que en las condiciones actuales de nuestra región significa que tenderá a revaluarse, como lo están sufriendo varios países hermanos. A contramano de esa doctrina, en la Argentina se ha instrumentado un sistema de flotación administrada del tipo de cambio, por el cual se protege el valor de la moneda, lo que significa también defender la industria y el poder adquisitivo del salario. Y que, además, ha permitido formar un elevado stock de Reservas Internacionales, que superan los 50.000 millones de dólares. En este modelo, juega un rol principal la captación por parte del Estado de las rentas extraordinarias obtenidas por los altos precios de las materias primas agrícolas e hidrocarburíferas. Ello tiende a despegar los precios internos de los internacionales, y a equilibrar las rentas entre los distintos sectores.
Consumo e inversión
La economía viene creciendo a pasos agigantados, por el modelo que prioriza el consumo de la población y la inversión de las empresas. La inversión bruta fija ha llegado en 2010 al 22,8% del PBI, una de las tasas de inversión más altas de los últimos años. La inversión pública, más precisamente el gasto de capital contemplado en el Presupuesto Nacional, de ser insignificante en la convertibilidad, con cifras del 0,5% del PBI, está llegando al 3,3% del PBI. Sin duda, es importante seguir incrementándolo, pero el cambio ha sido abismal, en valor y en concepto. Hoy, podemos decir, sin ambigüedad, que hay inversión pública.
Un modelo que permite que se logren cifras históricas récord de producción agrícola (más de 100 millones de toneladas de granos para esta campaña), ayudado por los altos precios internacionales y a pesar de las retenciones, y también cifras récord de producción automotriz (716.540 unidades en 2010).
Cada vez es más claro que éste no es un modelo que funciona con piloto automático. La creación de los ministerios productivos (Agricultura, Industria y Turismo) da una idea de la participación proactiva del Estado. El inicio del Plan Estratégico Industrial para 2020, que ha detectado diez sectores productivos para priorizar, es un paso importante para ir diseñando una política industrial que es una deuda que mantiene el Estado con la sociedad.
El propósito principal apunta a desarrollar los medios para que las empresas argentinas se conviertan en fabricantes de los bienes de capital que procesen esas materias primas. Se intenta, al mismo tiempo, incrementar las exportaciones industriales y avanzar hacia una mayor sustitución de importaciones industriales. Este Plan Industrial, además de su impacto sobre la economía, echa por tierra los conceptos neoliberales que establecen que es lo mismo producir acero que caramelos. Hay un Estado activo que se propone fortalecer la industria nacional, con una política que, además de ahorrar divisas, permite el desarrollo tecnológico del país, genera mayor producción y empleo, y fomenta a las pymes.
La creación del Fondo de Desendeudamiento Argentino (Fondear) para pagar deuda externa con Reservas Internacionales, que fue duramente criticada por la pléyade neoliberal, mostró una gran eficiencia, mejorando la visión del compromiso de pago de la Argentina en el exterior, y un manejo soberano de la deuda, permitiendo el desendeudamiento. Triturando versiones apocalípticas, no impidió el aumento del nivel de Reservas Internacionales por 4.100 millones de dólares durante 2010.
Contexto internacional
La estatización del Sistema Previsional permitió pasar a un sistema solidario, beneficiando a gran cantidad de trabajadores y permitiendo un mejor financiamiento del Estado. Todas estas medidas de políticas activas por parte del Estado deben ser evaluadas en el contexto internacional actual, en el cual, ante la grave crisis que viven los países desarrollados, se está imponiendo como vía de solución el ajuste de las economías. Una solución que los argentinos sabemos que lleva a una vía muerta; más aún, al precipicio.
Los ajustes se están implementando tanto en los grandes países, como EE.UU. (cuya demora en aprobar el aumento de endeudamiento por parte del Congreso tiene que ver con qué nivel de ajuste se acuerda), Alemania y Francia, pese a que están sorteando mejor la crisis. Sin duda, el achique llega a niveles insostenibles en los países de la periferia europea, como Grecia, Portugal, Irlanda y España, donde no sólo se vuelve a las privatizaciones de empresas públicas que han mostrado su ineficiencia, sino que se produce un ajuste brutal sobre los trabajadores y el pueblo (con reducción de salarios, mayor flexibilización laboral, despidos masivos en el sector público, aumento de impuestos, entre otros). En definitiva, tanto en los más grandes como en la periferia, lo que se desea lograr es una reducción significativa de las conquistas laborales y sociales, destruir lo que queda del Estado de Bienestar, y generar mayores tasas de ganancias a las grandes corporaciones.
Si el ajuste lleva al precipicio, ¿cuál es el sentido de estas acciones? Mantener intactos el valor de los activos y las ganancias de los grandes bancos internacionales que especularon, no sólo con los activos vinculados a hipotecas de baja calidad, sino también con la deuda soberana de los Estados. Se aducen preocupaciones por la estabilidad del sistema financiero. Pero, en realidad, lo que se busca es un disciplinamiento de los países ante esos capitales financieros. El propio presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, dijo a los griegos que la ayuda de la Unión Europea y el FMI tendrá “consecuencias desagradables”. “La soberanía de Grecia será enormemente limitada”, sentenció.
En este contexto, toman mayor relevancia aún el bajo endeudamiento del Estado argentino, los equilibrios fiscales y la cancelación de la deuda con el FMI. Pero nosotros no decimos que está todo bien. Siempre hablo del medio vaso lleno y el medio vaso vacío. Y digo que debemos trabajar para llenar el medio vaso que falta, pero eso no se puede hacer volcando el medio vaso que está lleno. Esto es, precisamente, lo que se disputa en la agenda electoral de este 2011 que estamos transitando.
Esta nota fue publicada en la Revista Debate el día 25.07.2011