Estados Unidos es el país central del sistema capitalista, y aquello que llamamos modelo neoliberal está basado en el Consenso de Washington. Si bien tiene algunos centros de resistencia como en América del Sur, de los cuales Argentina es, a mi juicio, un lugar destacado, siguen propiciando exactamente las mismas recetas de siempre.
El problema, es que Estados Unidos tiene déficit fiscal, y para cubrirlo tiene que hacer lo que hacen todos, endeudarse. Lo que pasa es que ellos en vez de tomar préstamos, al tener la maquinita de hacer dólares, emiten deuda y la colocan en los mercados mundiales.
El tema, es que el límite del endeudamiento lo fija el Congreso, y el próximo 2 de agosto, si no se aumenta el techo de 14.3 billones de dólares que ahora tiene permitido, no podrá hacer frente a los vencimientos, entrando en una situación técnica de default.
Si bien tanto Republicanos como Demócratas están de acuerdo en que hay que flexibilizar para poder emitir más dólares, la discusión gira en torno a dónde se flexibilizará. Los Republicanos, que tienen mayoría en la Cámara de Representantes, aprovechan esta incertidumbre que genera la proximidad del vencimiento del plazo para hacer valer algunas reivindicaciones que vienen planteando desde hace mucho, que no es más ni menos que desmantelar las instituciones heredadas del estado de bienestar: los programas de salud y la seguridad social. Obama, por su parte, quiere hacer frente al déficit aumentando los impuestos que Bush había bajado a los ricos.
En este sentido, había dicho Obama que cualquier acuerdo para reducir el déficit exigiría decisiones difíciles, pero que creía justo pedir a las petroleras, o a los ejecutivos que viajan en aviones privados y a quienes les fue tan bien, que renuncien a sus ventajas fiscales. Sin embargo, a medida que los tiempos se acortan, el mismo Presidente comienza a mostrar algunas debilidades, ya que anunció que estaría dispuesto a realizar un recorte del déficit de 4 billones de dólares en los próximos diez años, incluyendo la seguridad social y el Medicare, que es el sistema de salud para los ancianos.
Da la casualidad que el Washington Post publicó hace algunos días unos datos curiosos. Dijo que el 10% más rico de la población de Estados Unidos tenía, en el 2008, los mismos ingresos que la suma del otro 90%. Asimismo, lo que ellos llaman súper ricos, que representa el 0.1% de la sociedad, entre 1970 y 2008 multiplicaron por 4 su riqueza. Es decir que estas 152.000 personas que son los súper ricos, son más ricos que antes.
Existe un índice de desigualdad social, el Indice Gini, que se utiliza para medir la desigualdad de los ingresos. El Washington Post concluye que el Indice Gini, ubica a Estados Unidos en mismo nivel que Camerún y Costa de Marfil. Pareciera que el planteo de Obama no está tan equivocado, pero como Estados Unidos es el país central del neoliberalismo, todo recorte debe hacerse por el lado más débil, es decir por el gasto social, porque los mercados tienen que seguir funcionando libremente.