Hace unas semanas el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, elogió, de alguna manera, la evolución argentina. Dijo que cuando la Argentina actuó como un “país serio” fue un desastre. Es necesario remarcar que cuando Krugman utiliza la palabra “serio”, está hablando desde un lugar de pensamiento único, aquello que nosotros llamábamos “un buen alumno” cuando la Argentina aceptaba las recetas del Fondo. Así le fue a nuestro país, y así les va hoy a Grecia y a Portugal, que todos los días le pegan una vuelta más de tuerca al ajuste.
Algo muy interesante, y que se dijo poco, es que Goldman Sachs, que es un banco de inversión, también habló favorablemente respecto a nuestro país porque dijo que la economía argentina va a crecer más de lo previsto: el 7.7%, con lo cual se aproxima a las cifras que dio la presidenta, entre el 7 y medio y el 8%. Además dijo que el éxito argentino, si bien una parte se debe al aumento del precio de los granos, el resto está vinculado a la fuerte demanda interna y al bajo desempleo, es decir que ni para Goldman Sachs se trata sólo de viento de cola.
Michel Camdessus, fue otra de las personas que opinó sobre nuestra situación económica. El ex director gerente del FMI dijo textualmente: «Hicimos probablemente muchas tonterías, muchos errores con la Argentina, pero finalmente el problema de la deuda se resolvió, aunque costó mucho tiempo”. Es gracioso, pero esta frase suena a que el mérito de la resolución de la deuda Argentina con el FMI fuese de ellos; y mucho más gracioso es que acepten que cometieron errores una vez que se fueron del organismo. Son detalles que no deberían pasárseles por alto, es por eso que yo no les creo que se trata de errores cometidos, simplemente porque es su filosofía, ellos aplican su política y son implacables.