Mucho se habla sobre los efectos que la crisis europea pueden tener en Latinoamérica. Lo cierto es que hasta el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo acuerdan en que América Latina es una de las regiones mejor posicionadas en este momento, ya que la discusión gira alrededor de las políticas que harán crecer a la región, mientras que en Europa se debate sobre cómo contener el derrumbe económico.
Creo que las políticas que se están llevando a cabo en la región, y en nuestro país en particular, de apoyarse sustancialmente en el fortalecimiento del mercado interno, son las correctas. La ecuación es directa: si le damos más plata a los que no tienen para que consuman, se genera demanda, y esa demanda genera empleo, ingresando en un círculo virtuoso. También es importante el crecimiento del mercado interno de cada país, como demandante de productos y servicios de otros países.
Con la crisis de los países centrales, éstos desean exportar a los emergentes a toda costa los productos que sus economías no consumen, compitiendo en muchos casos con la producción nacional. Por eso, para construir nuestro destino económico, como naciones integrantes de un proyecto regional y latinoamericano, debemos hacerlo sobre la base de una fuerte acción política que permita generar acuerdos dentro de los márgenes de las convenciones internacionales a las que estamos sujetos, como la Organización Mundial del Comercio. No hay que olvidar que, en el medio de la puja entre los intereses económicos y los del Estado, están los empresarios que quieren hacer su negocio. Es por ello que no se puede dejar que el mercado decida lo que se vende y lo que se compra. Las asimetrías entre la Argentina, Brasil y China son insalvables, si no se pone en juego una gran vocación política para lograr armonía.
Recientemente Brasil implementó una serie de restricciones al ingreso de automotores, autopartes y neumáticos, bajo la modalidad de licencias no automáticas. Es decir, se debe esperar la autorización para importar determinados bienes. La Argentina viene utilizando esta medida, que sirve para atrasar el flujo de importaciones, ya que, según reglas de la Organización Mundial del Comercio, las autorizaciones no pueden demorar más de 60 días.
Los medios nacionales, como también ha pasado con otros temas, trataron éste en particular como si nosotros fuésemos los malos y ellos los buenos, dejando entrever que se trata de una especie de venganza en contra de las trabas argentinas a las exportaciones brasileñas. Una visión totalmente incorrecta debido a que los temas comerciales son mucho más complejos que estas lecturas simplificadas, y las tensiones por estas cuestiones son moneda común en todos los países.
Un reciente informe conjunto de la OMC, Naciones Unidas y la OECD establece que, en los últimos seis meses, casi todos los países del G20 incrementaron las restricciones comerciales. En el caso de las disposiciones antidumping, el país que inició más investigaciones entre octubre y abril fue Brasil con 25; seguido por la India con 15; la Argentina con 11 y Estados Unidos con 9.
Esta nota fue publicada en la Revista Debate el día 9 de junio de 2011.