Hace unos días el economista Orlando Ferreres decía en una entrevista que el motivo por el cual la gente compra dólares en el mercado paralelo es que hay gente que no quiere que la AFIP averigüe de dónde le vienen los recursos.
Esto blanquea, de alguna manera, que quienes pagan un dólar a 4,30 en la Argentina son aquellas personas que tienen ganancias no declaradas y que no pagan los impuestos. Porque si una persona quisiera comprar dólares con el dinero que ganó, por el cual tiene recibo y se pagan impuestos, puede hacerlo comprando dólares oficiales a $4.11 si es minorista, o $4.08 si es una operación grande.
Por otro lado, si esos dólares quisieran llevarlos afuera, el permitido para sacar de la Argentina es de hasta dos millones mensuales, siempre y cuando sea dinero ganado lícitamente y por el que se haya pagado los impuestos que corresponden.
Es decir, que hoy por hoy no hay restricciones para sacar dólares del país si se los ganó legítimamente. Ahora, si una persona factura en negro, o exporta a precios subvaluados, como aquellas cerealeras que después se quejan de que la AFIP las persigue cuando realmente subfacturan y ponen la plata afuera defraudando a los argentinos, claramente van a tener un problema.
Es necesario poner las cosas en el lugar que tienen que estar: aquellos que no pagan impuestos, o los que evaden las obligaciones, tendrán que acostumbrarse a que la AFIP les esté en la nuca, los persiga, los busque, porque es el interés de la ciudadanía y a todos nos interesa que haya más ingresos fiscales.