Hace un año exactamente había publicado en la Revista Debate un artículo sobre la inflación, y la discusión tiene total vigencia, dado que es un fenómeno que persiste, como también persiste su origen. Sin embargo, puede citarse un cambio importante desde aquel entonces, y es que desde el gobierno se ha comenzado a hablar de la inflación y sus causas, reconociendo su origen en la puja distributiva, cuestión esencial para poder diseñar medidas que encaren este problema.
Comentábamos en la nota citada, que el origen de la inflación es estructural, fruto de la puja distributiva, que es bastante desigual, puesto que los precios siempre le terminan ganando a los salarios, salvo en períodos recientes en los cuales algunos sectores de trabajadores tuvieron un incremento en su poder de compra, cita que mantiene total vigencia hoy.
También que la capacidad de los formadores de precios de aumentar los valores de sus productos está estrechamente vinculada con una estructura de comercialización concentrada, oligopólica, que generalmente va en desmedro de los productores pequeños y medianos.
Sosteníamos en aquella oportunidad que el centro hay que ponerlo en los costos de las empresas, del cual los salarios son una parte menor en términos macro (esta relación siempre depende del rubro) y, fundamentalmente, en las ganancias de las mismas. Si no se pone un límite a la generación de ganancias, sea con controles de precios a través de los costos de las compañías o por medio de sistemas impositivos altamente progresivos que desalienten la generación de márgenes de rentabilidad excepcionales, será muy difícil encarar una verdadera distribución del ingreso.
Expresé en una entrevista reciente que los actores que aparecen más preocupados por la inflación son, precisamente, los formadores de precios, intentando poner la cuestión en otro lado, en la emisión monetaria, o en la necesidad de enfriar la economía, para desviarla de su responsabilidad en los aumentos de los precios.
Es interesante resaltar la opinión del Gobierno sobre estos temas, a partir del discurso de la presidenta Kirchner en la presentación de los Acuerdos para el Desarrollo de Mercados Concentradores Regionales. Dijo que se “debería terminar con la costumbre yo digo consuetudinaria de algunos sectores de querer mantener o apropiarse de rentabilidad vía precios y no vía aumento de la oferta, vía aumento de la inversión”, aunque luego resaltó que existen sectores que deciden invertir para resolver el tema de la demanda, y claramente establece la necesidad de “…la intervención en políticas activas por parte del Estado para, precisamente, resguardar estas cosas”.
Se plantea un Estado activo, regulando mercados y las cadenas de producción y distribución, un enfoque con el cual concuerdo plenamente, y que coincide con las demandas históricas que hemos sostenido desde el movimiento cooperativo de crédito.
Esta nota fue publicada en la Revista Debate el 18 de febrero de 2011.-