Durante la campaña para mi diputación teníamos un slogan que decía “Por todo lo que se hizo bien, por todo lo que falta”. La idea que sustentaba ese slogan era que para poder hablar del medio vaso vacío, es necesario poder ver el medio vaso lleno.
En estos momentos, y de cara a las elecciones, me parece muy importante recuperar esta idea porque nos encontramos en un momento de inflexión, en el cual si no avanzamos, retrocedemos.
Se vuelve imprescindible, para seguir avanzando en políticas de redistribución de los ingresos, reforzar y resolver algunas cuestiones que tienen que ver con los recursos y que son verdaderas limitantes del crecimiento.
Sabemos que si mejoramos la distribución del ingreso eso va a derivar en un aumento en la demanda de bienes y servicios, especialmente alimentos; entonces se hace necesario fomentar la inversión, generando programas que ayuden a las empresas, sobretodo a las PYMES, para poder ampliar la capacidad productiva. Se trata de democratizar la economía a través del desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.
Una reforma tributaria también es muy necesaria para avanzar en políticas de redistribución de ingreso. El sistema impositivo que tenemos es el sistema de los 90, con un pronunciado sesgo regresivo que apunta al consumo popular: paga el mismo IVA un poderoso empresario que un trabajador o un desocupado. Algunas medidas que podrían tomarse al respecto son la eliminación del IVA en la canasta básica, en salud y en educación. Cuando hablo de salud y educación no me refiero a prepagas y colegios privados, sino a los insumos, como lo útiles escolares.
El impuesto a las ganancias, por su parte, debe ser más progresivo, partiendo de tasas bajas y llegando a tasas máximas similares a las que tienen los países desarrollados, que están en el orden del 40%. Al contrario de lo que sucede en la Argentina, que el mínimo no imponible está cada vez más bajos y afecta cada vez a más trabajadores que lo deben pagar. Necesitamos una reforma fiscal con impuestos progresivos para que paguen los que tienen que pagar.
Estas son sólo algunas de las medidas que se pueden tomar para cumplir con los objetivos de una mejor distribución, aunque también podemos nombrar otras como darle mayor institucionalidad y universalidad a la Asignación Universal por Hijo; trabajar para reducir la cantidad de trabajo no registrado; mejorar la jubilación mínima hasta llevarla al 82% vital y móvil; y crear un Banco Público de Desarrollo.