Los informes que WikiLeaks publicó decían que el Departamento de Estado estaba preocupado por la salud mental de la Presidenta. Bien, yo creo que eso no debe preocuparnos a los Latinoamericanos, es más, creo que uno de los rasgos comunes que tienen los procesos de nuestra región es que está comandada por una sarta de locos.
¿Cuánto hace que para nosotros era impensable imaginar escenarios de organismos regionales que no respondieran formal y totalmente a los dictados de los Estados Unidos? ¿Quién podía imaginar que en la región se pudieran constituir formas de organización plurinacional como es la UNASUR sin Estados Unidos?
Fue en Mar del Plata, allá por el año 2005, cuando se plantó uno de los hitos fundamentales de este proceso de construcción de un espacio plural pero autónomo: el no al ALCA, un acto, además, de enorme valentía institucional. Y fueron estos locos los que lo hicieron, los que se animaron a desafiar al «cuerdo» que creía que era realmente imposible y que miraba sorprendido, azorado eso que estaba pasando y que no podía imaginar. ¿Qué les pasaba a esos tipos para animarse a semejante barbaridad y desafiarlos así como los estaban desafiando?
Años más tarde, éstos locos han fortalecido el comercio intra-UNASUR. Es cierto que falta muchísimo pero es el camino, un camino loco que desafía el modelo que se ha mantenido inalterable durante tanto tiempo que los dueños de sus beneficios no quieren ceder.
Es aquí donde están planteados los grandes desafíos que tenemos por delante: ¿Cómo profundizamos este modelo autónomo? Nuestra convicción es que si no profundizamos retrocedemos, y esa es otra cuestión que todos tenemos que tener absolutamente claro. Esto no es «llegamos hasta aquí, ya está bien y nos damos por satisfechos», esto es permanente porque la presión por el cambio de rumbo la tenemos en cada uno de los países de la región, en las campañas de desestabilización, en la instalación de falsos paradigmas, en la construcción de referentes para generar la posibilidad de del cambio, en amenazas de todo tipo. Estamos en un punto en el que si no profundizamos, nos detenemos; y si nos detenemos, perdemos.
El gran desafío es construir masa crítica en cada uno de nuestros países, y para ello es necesario fortalecer los procesos políticos con fuerzas políticas nuevas, capaces de recrear lo mejor de la política, que dicho sea de paso es otra de las buenas cuestiones que nos ha pasado. Hemos logrado volver a darle valor a la política, hemos salido de la política del gerenciamiento para volver a esto que nuestra Presidenta dijo una vez: «…tenemos cada vez Presidentes que se parecen más a sus Pueblos, no solo por el color de su piel sino por su capacidad de interpretar sus sentimientos y sus necesidades”. Esta cuestión forma una parte del camino y del desafío, difícil pero no imposible para locos, unos locos capaces de tener un poco de imaginación, bastante decisión y mucho coraje.