“El año nuevo ha comenzado con unas fuertes confrontaciones políticas que se han difundido como controversias judiciales o interpretaciones normativas de incumbencias del Banco Central.
Lo que se debate en el fondo es si el Estado tiene la suma potestad en el manejo de la moneda o si hay un supra-Estado que con autonomía condiciona y limita el manejo monetario de las políticas económicas.
La virulencia con que diversos sectores han asumido la defensa de la actual Carta Orgánica del Banco Central revela la decisión de preservar un dispositivo estratégico creado por el neoliberalismo para garantir el funcionamiento de la economía argentina en el mapa de la globalización trasnacional. La actual disputa nos recuerda dos consignas históricas del Movimiento cooperativo liderado por el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos: “El dinero de los argentinos en manos de los argentinos” y “Un país se hace desde adentro o no se hace”.
La globalización neoliberal tuvo dos soportes estratégicos, la globalización financiera y la desregulación total de la economía. El estado fue declarado un artefacto obsoleto y el mercado fue santificado como el dios regulador de las relaciones económicas, sociales y culturales de nuestros países. La actividad financiera y la reestructuración del sistema financiero a partir de la Ley Videla- Martinez de Hoz aún vigente, fue la locomotora del vendaval desnacionalizador y concentrador que azotó y asoló nuestra nación. El Banco Central fue erigido como la catedral del manejo financiero y su rol ha sido el de aplicar las normativas que garanticen la “eficiencia” del sistema bajo el paradigma del mercado.
Por ello el análisis de la crisis provocada por los sectores restauradores de la nueva y vieja derecha no se puede hacer al margen de lo que venimos diciendo en materia de la necesidad de una nueva Ley de Entidades Financieras y ahora la “nueva revelación”: la necesidad de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central.
La disputa muestra que el modelo neoliberal no ha muerto y que el nuevo modelo que propiciamos no termina de nacer. (…)
En realidad las mismas voces que hoy defienden la autonomía del Banco Central son las que añoran el Estado bobo cuya función es auxiliar a las empresas cuando les va mal y que sólo sanciona leyes que defiendan al libre mercado. Por ello cuando hablamos del peligro de la restauración conservadora no estamos agitando fantasmas. Los personajes y las organizaciones empresariales de los grandes factores de poder tienen carne, hueso y nombres y apellido.
Por ello pretendo recentrar el debate acerca de las incumbencias del Banco Central en torno a responder al interrogante de que tipo de sistema financiero hace falta para avanzar hacia un perfil autónomo y emancipador de la economía, con potencialidad de integrarse regionalmente como interfase a la vinculación con los vectores mundiales de poder, y con una concepción de intervención del Estado como masa crítica necesaria que pueda poner coto al poder de las corporaciones trasnacionales».
En este apartado quiero compartir con ustedes las siguientes reflexiones:
• La cuestión del Banco Central, autonomía y política económica.
• Hacia un nuevo Sistema Financiero
• Fondo Bicentenario, deuda externa y políticas públicas
Esta es mi perspectiva, la misma fue publicada en la Revista Debate 20-01-10