«Frente a la política de desinformación de los grandes medios, la población accederá a un análisis equilibrado:
En primer lugar, pone fin a un ordenamiento legal heredado de la dictadura. El agravante de esta situación es que los gobiernos constitucionales no sólo no han revisado esa norma sino que la han empeorando facilitando la concentración de los medios. Es un modo de terminar con una de las expresiones jurídicas de un genocidio que además fue cultural y cuya continuidad es inadmisible.
En segundo lugar, habilitará una verdadera democratización de la palabra en la medida en que, de acuerdo a la media sanción promovida en Diputados, se distribuyen las frecuencias ampliando (y legalizando) el lugar de los medios comunitarios, cooperativos y del Estado profundizando, entonces, la esfera de lo público.
En tercer lugar, generará la difusión plural de puntos de vista terminando con una verdadera dictadura de los conglomerados mediáticos y facilitando, como contrapartida, la comprensión de la realidad al contraponer distintos puntos de vista y estimular una interpretación más activa y crítica de los miembros de la sociedad.
Cuarto, genera nuevas fuentes laborales en los medios.
Nosotros somos democráticos, participativos, creemos en el diálogo y creemos que lo que se está debatiendo y cómo se está debatiendo tiende a ensanchar las posibilidades del quehacer democrático, a crear nuevos canales, a asegurar la pluralidad de información.
Es preciso señalar que este proyecto fue reivindicado por una amplísima gama de movimientos sociales y que, lejos de ser una «ley de un gobierno» es producto de una larga lucha por la democratización de los medios. La Coalición por la Radiodifusión Democrática ha dicho, taxativamente, «éste es nuestro proyecto» .
Nosotros desde el cooperativismo tenemos una concepción fuertemente vinculada a la idea de la participación.
El hecho de que se haya preparado un anteproyecto de ley, y que se haya discutido en foros de todo tipo a lo largo y a lo ancho del país, y que luego enriquecido haya sido presentado como Proyecto es otro hecho saludable porque creo que hace al ensanchamiento de la participación, a la mejora de la calidad institucional; en definitiva, al fortalecimiento real de lo que es una sociedad democrática.
Buena parte de los espacios progresistas en el Parlamento han comprendido que la supresión de la herencia neoliberal solo puede impulsarse a partir de prácticas que, sin renunciar a la autonomía y a los principios de cada organización, sumen fuerzas a un proyecto colectivo, donde los diversos se unen para confrontar con lo antagónico.
La labor en Diputados ha reflejado la voluntad de mejorar la norma y avanzar en su perfeccionamiento.
¿Qué cosas van a cambiar con la puesta en práctica?
Esperamos que la nueva normativa concrete esa democratización que el texto legal promete.
Frente a una verdadera política de desinformación que vienen sosteniendo los grandes medios de comunicación, la población podrá acceder a perspectivas distintas -y seguramente veraces- sobre lo que ocurre, pudiendo acceder a un análisis más equilibrado.
La nueva ley constituye una bisagra histórica para terminar con un mercado comunicacional puesto al servido de los grupos concentrados de poder.
En términos de la perspectiva histórica, es un paso fundamental en el desmonte del andamiaje neoliberal-conservador. O, dicho de otro modo, es un paso hacia la refundación de una democracia real y sustantiva. “
Esta mi perspectiva sobre los beneficios que tiene la ley para la población en general. La misma fue publicada en el Diario El Argentino, el 08 de octubre de 2009.