A partir del 2003 empieza a caminar un proyecto distinto al de los 90, que presentaba como ejes centrales el desguace del Estado, un Estado poco participativo, lo menos posible como dijo el otro día el Jefe de Gobierno.
Un Estado que solo se dedique a la salud, la seguridad y la educación, en donde el mercado es distribuidor de la riqueza, de los bienes y de los servicios, que luego se conoce en una versión más ordenada y estructurada como el Consenso de Washington, en otras palabras «el libreto de la ideología neoliberal».
Frente a esa concepción de los 90, el modelo distinto que se comienza a desarrollar desde el 2003 es el de generar políticas productivas, el de defender el mercado interno, el de generar empleo, el de devolverle el rol al Estado e ir recomponiendo el tejido social destruido en la Argentina para lograr algo que deberíamos entender es la clave de cualquier situación, de cualquier proyecto, la plena inclusión y es el que nosotros queremos consolidar, profundiar y mejorar.
Lo vengo diciendo en esta campaña electoral que el tema de la inclusión social le debe interesar a todos los sectores.
No se puede pedirle a alguien que no es socio del Club que cumpla con los estatutos y con las reglas del Club, porque el que está afuera y no tiene derecho, ni acceso a los beneficios de formar parte del Club es muy difícil decirle que cumpla las reglas, entonces trabajar por la inclusión social plena es un acto de estricta justicia, es un acto de solidaridad social pero es también un acto de trabajar en la construcción de un entramado social más justo, que vaya permitiéndonos resolver los problemas graves como la inseguridad.
Los invitamos a seguir apoyando este rumbo.