A esta crisis se la podría denominar como la pandemia del liberalismo.
El mundo se debate en medio de la peor pandemia que hoy tiene 1500 millones de pobres en el mundo y se dice que va a terminar con otros 50 millones más de pobres cuando finalice.
En la Argentina, la pandemia nos ha golpeado menos. No lo hizo por el clima benigno, sino porque aquí no se aplicaron las recetas tradicionales frente a las crisis económicas, las recetas del ajuste, del recorte del gasto público o de la disminución de los salarios.
Personalmente no recuerdo un gobierno que haya enfrentado la crisis dejando de lado el ajuste y generado medidas para torcer el ciclo económico y considero que es el camino correcto.
Creo que aun queda mucho por hacer, hay que fortalecer la producción industrial manteniendo el tipo de cambio competitivo, hay que fomentar la sustitución de importaciones, una política que no quedó desactualizada como nos quisieron hacer creer en los noventa. Hay que desarrollar planes de promoción a largo plazo para la ganadería y la lechería, y una amplia política de fomento y coordinación de la producción agrícola. A mi entender, todas estas políticas deben ser diferenciadas, protegiendo a los actores más débiles de las cadenas productivas.